Historias de las mujeres perversas

Por: Angélica Gallón Salazar

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A lo largo de 360 páginas, editadas por Norma,  la literata bogotana se adentra en los relatos históricos de la maldad que parece habitar en lo femenino.

Según el libro “Mujeres perversas de la historia”, de la colombiana Susana Castellanos de Zubiría (Norma, 2008), recién publicado en Chile, Griselda es la criminal “más fascinante que la DEA ha perseguido en toda su historia”.

Si no fuera descabellada aquella sentencia de Margarita Yourcenar que profesa: “No hay una sola mujer que no haya soñado alguna vez con ser Clitemnestra”, la reina griega que en ataque de venganza dio muerte a su esposo Agamenón; si encontráramos algo de sensatez en la observación del historiador francés Jean Delumeau que se pregunta “¿cómo no temer a un ser que nunca es tan peligroso como cuando sonríe?”, entonces no encontraríamos nada de extraño en ver que entre los lectores de Susana Castellanos de Zubiría aparezca una sonrisa, mientras pasan  páginas  que cuentan historias de la maldad femenina. Quizás el goce de estas páginas radique en algo inconfesable.

Mujeres perversas de la historia es un libro que pone ante el espejo a mujeres abominables que por sus prácticas despiadadas tienen un lugar en la lista de los mayores asesinos de todos los tiempos; a mujeres fatales por cuyo amor los poetas se suicidaban; a mujeres que fueron santas por cortarles la cabeza a los enemigos de su fe —no sin antes haber ido al lecho con ellos—, y hasta a reinas que entre sus faldas y miriñaques arrasaron con los destinos de un reino.

“Si hacemos una lista de personajes perversos de la historia, vamos a encontrar más hombres que mujeres, quizá porque ellos han detentado un rol más público, pero las prefiero a ellas”, comenta Susana. “Incluso, yo me atrevería a decir que han sido peores, porque después de recorrer historias de mujeres malvadas te das cuenta de que hay una tendencia a hacer de lo personal un problema político”, comenta la escritora que no puede más que referirse a Catalina de Medicis, que volvió su fealdad la condena de la corte francesa del siglo XVI, o en Catalina la Grande y la ginecocracia que la antecedió en la Rusia del siglo XVIII, en la que parecía suficiente que alguna mozuela se asomara a una fiesta con un prendedor o un vestido similar a la que ostentaban las zarinas para enviarla al cadalso.

“¿Cómo hacer entrar en razón a una mujer menos sensible a la lógica masculina que a las piedras preciosas? El bello sexo es esclavo de sus sentidos. Una soberana sacrificará la grandeza de la patria por los placeres que le dispensa su amante”, cita Castellanos al historiador Henri Troyat.

Las triquiñuelas, los engaños, los venenos escondidos en anillos y vertidos tras miradas seductoras, el uso de la belleza y su letal combinación con la inteligencia, el abuso de las lágrimas para manipular no sólo al hombre, sino a los hijos herederos del poder paterno, son algunos de los métodos que después de cruzar las más de 350 páginas del libro parecen llevar la impronta de la perversidad femenina.

Pero una de las cosas que más sorprende de los relatos es que la mayoría de los hombres —por alguna razón sus víctimas favoritas— parecen incautos, asisten a los hechos sin darse cuenta de con quién estaban durmiendo. “La maldad soterrada, que se esconde, la astucia cruel y la provocación son los pilares de las mujeres de poca bondad”, asegura Susana, quien cree que mirar la maldad de estas mujeres es de alguna manera como mirarse al espejo. “Quizá, después de todo, la fragilidad y la delicadeza no sean exactamente las características femeninas por antonomasia”.

Una fe que decapita
La historia que cuenta Susana Castellanos se remonta al libro bíblico Judith: Ella era una hermosa viuda que vivía en Betulia, quien con la convicción de derrotar al ejército sirio pidió asilo en la posada del que estaba al mando, Holofernes. Ataviada con hermosos vestidos y haciendo gala de su esbeltez logró seducirlo hasta que un día, cuando el pobre hombre yacía borracho a sus pies, “agarró la cabeza de Holofernes por los cabellos y dijo: Dame fortaleza, Dios de Israel, en este momento y, con todas sus fuerzas, le descargó dos golpes sobre el cuello y le cortó la cabeza”. Es innegable que hay algo de despiadado en lo que hicieron Jael (quien con un martillo asesinó a su huésped Sisera) y Judith, que a pesar de ser heroínas de su fe, asesinaron con frialdad demente al hombre que unas horas antes habían metido en su cama.

Fatalidad que provoca suicidios
Lou Andreas Salomé es una mujer perversa, no porque haya derramado sangre, sino porque su involuntaria belleza y su extremada inteligencia destruyó el espíritu de todos los que la amaron. Lou, que para ser plenamente una heroína romántica padecía de tuberculosis, se trasladó de Rusia a Roma en 1882. Un mes después conoció al filósofo alemán Paul Ree, que era amigo de Nietzsche, ambos filósofos quedaron prendados de la personalidad de Lou y llegaron hasta proponerle un proyecto de convivencia fraternal entre los tres.
Pero a pesar de sus cercanías intelectuales se rumoraba que ella sentía repugnancia por la apariencia física de ambos intelectuales, desengaño que tuvo serias mellas en los ánimos de los dos amigos. A los 26 años, Lou se casó con el lingüista Friedrich Carl Andreas, luego de que intentara tres veces suicidarse por ella. Pero su matrimonio que no tenía un día de felicidad se vio interrumpido por un amantazgo que entabló con Reiner María Rilke, con quien mantuvo una tormentosa distancia y correspondencia. “Las últimas cartas de Rilke estuvieron dirigidas a su amada Lou, quien vio morir a todos sus grandes amigos, menos a Sigmund Freud”.

De incestos y Papas
Marozia, Lucrecia Borgia e Isabel La Católica son las tres mujeres que detentan la lista de las que perversamente se acercaron a Su Santidad. Marozia fue la protagonista del “reinado de las rameras” o la “época de la pornocracia” que se vivió mientras la familia Borgia gobernó el Pontificado. Se hizo amante de un Papa, eligió como amantes a otros y mató a unos cuantos. Por su parte, Lucrecia Borgia era tan sólo una niña de 13 años, cuando su padre, el Papa Alejandro (siglo XV), la enredaba en turbias relaciones amorosas con su hermano, que ella aceptaba gustosa y que después de un tiempo empezó a necesitar. Quizás una frase pueda  describir con exactitud lo que se encerraba en tan pequeña criatura: “La reputación de una asesina es buena, pues los gusanos temen a una dama así; pero la de una amante es peligrosa, pues, en lo más hondo de su ser, todos los hombres se amedrantan ante el amor de una mujer fuerte”.

Por su parte, Isabel la Católica fue conocida como el Führer del siglo XV, pues no contenta con condenar a más de 2.000 personas a la hoguera, “en 1492 tomó una de sus decisiones más contundentes: expulsó de España al pueblo judío, que llevaba allí 1.500 años”.
Sangre y corazones embalsamados

La autora de ‘Mujeres perversas de la historia’ desentraña la vida de mujeres como Elizabeth Bathory y Margarita de Valois en el capítulo VII titulado ‘Religión, hogueras y venenos’. Bathory fue una doncella húngara que vivió a finales del siglo XVI, legendaria por su belleza y por la obsesión de mantenerla intacta a través de los tiempos. Un día, tras darle una bofetada a una joven sirvienta que le cepillaba el cabello y salpicar algo de su sangre sobre su piel, la doncella sintió que había descubierto el elíxir de la juventud. La búsqueda de litros de sangre de mujeres vírgenes para poder bañarse en ella la llevó a asesinar y desangrar con tortura a más de 600 mujeres cuyos cadáveres reposaban en los lugares más bajos del palacio.

A diferencia de La Condesa Sangrienta, Margarita Valois alucinaba no con paisajes sangrientos, sino con las amorosas confesiones de sus jóvenes amantes: “Mi corazón te pertenecerá para siempre”. La reina apodada y reconocida como Margot, era hija de Catalina de Médicis y Enrique II de Francia y tenía claro que vivos o muertos tendría cerca a los hombres que amaba. “Usaba un miriñaque ancho con bolsillos en los que llevaba los corazones de cada uno de sus amantes muertos; porque a medida que morían, tenía la precaución de sacarlos y hacerlos embalsamar”, cuenta Castellanos en su libro. Ella sabía de venenos e intrigas, incluso llevó a guardar la cabeza intacta de uno con el que había compartido lecho.

La vida de la autora
Confiesa que su obsesión por el mundo femenino es un asunto familiar, pues creció en un matriarcado en donde le fue imposible escapar a la pregunta por los intríngulis que se adentraban en la mente de las mujeres que la rodeaban.
Estudió literatura en la Universidad Javeriana y su tesis: La bruja, verbalización de los poderes de la tierra, fue el inicio de su interés por las representaciones del mal en el arte y la literatura.

Tras un acercamiento exhaustivo a libros bíblicos, históricos y después de encontrar en las leyendas la mejor fuente para adentrarse en la vida de mujeres controvertidas, decidió embarcase en la escritura de antología de féminas perversas.

“No sólo hay fuentes históricas, también hay mucha recurrencia al arte y a los novelistas, la mayoría del siglo XIX, quienes se vieron seducidos por reproducir esa femme fatale, y volver a revivir muchos nombres femeninos olvidados por los miedos masculinos”, explica la autora.

Mujeres Perversas de la historia…

LAS MUJERES NO SON PERVERSAS, PERO CUANDO LO SON….

Muchas mujeres y por decirlo así todas, tenemos nuestro lado perverso que roza con lo inexistente en nuestras vidas. Pero en algunas y felizmente no es muy seguido este fenomeno, tienen un solo lado y es el Perverso. Ese lado es el que rige en sus vidas, gobiernan sus mentes y tambien (solo unas cuantas a un país.) dominan a todos los que les rodean. Repito gracias a Dios que solo 0curre cada cierto tiempo (bueno eso es lo que quiero creer).

Las mujeres no son perversas, detras de esa mirada fría y dura que a veces solemos enviar mensajes casi subliminales a quienes no nos simpatizan, somos dulces y amorosas. Pero ¿que pasa cuando esa dulzura y amor que guardamos es tan solo una fachada para ocultar lo malas y perversas que pueden ser las mujeres sale a flote?

Segun la psicologia es uno de los sintomas del transtorno de personalidad antisocial. Muchos de estos transtornos tiene como origen a problemas con los padres durante la niñez.

Generalmente estas personas tienen este pensamiento: «Nadie se ha sentido culpable, jamas por lo que me han hecho a mi». Eva, Jael, Judith, Lilith, Cleopatra y Pandora, Dalila, Clitemnestra, Jezabel, Herodias, Teodora, Agripina, Mesalina , María Tudor, Erzsebet Báthory, Lucrecia Borgia, Griselda Blanco, Lola Montes, Margarita de Valois, Ana Ivanovna… Solo son algunas mujeres que han sido famosas no solo por su belleza o su inteligencia; si no, tan solo por ser perversas. He aqui la reseña de algunas.

Lilith

La Enciclopedia Británica la define como: “Demonio femenino del folklore judío, equivalente al vampiro inglés. Su personalidad y su nombre (“monstruo de la noche”) se derivan de un demonio asirio-babilónico, Lilit o Lila. Se creía que Lilith tenía un poder especial para dañar a los niños. La superstición se extendió hacía un culto sobreviviente entre algunos judíos tan tardíamente como hasta el siglo VII d.n.e. En la literatura rabínica Lilith llega a ser la primer mujer de Adán, pero se escapa de él y se convierte en un demonio.”

En el primer pasaje del Génesis se recogería la creación de Lilith, la primera mujer, hecha cual Adán a imagen y semejanza del creador, en igualdad de condiciones y con el mismo estatus ontológico. Pero según se narra, su carácter rebelde e insumiso la hace marchar del paraíso, dando paso a la creación de Eva, mujer creada a partir de una costilla de Adán para servirle, punto que recoge el segundo apartado del Génesis.

Se dice que hace a los demonios del mundo sus amantes, engendrando y pariendo nuevos demonios.Yahweh mandó tres ángeles a buscarla que le exigieron retornase, cuestión que ella rehúsa. Los ángeles le informan que matarán a cien de sus hijos demonios cada día que se niegue a volver. Lilith responde que prefiere esos designios que volver con Adán. En respuesta a la amenaza cumplida por los ángeles Lilith proclama su venganza de muerte a los hijos de Adán, a los niños recién nacidos, a los hombres en su sueño robándoles su semen.

Eva

La versión más conocida de la creación de la mujer se narra en Génesis 2: Dios … tomó una parte del cuerpo de su criatura -una costilla- y con ella formó una mujer. De un solo ser humano el Creador había formado dos personas de sexo distinto: “Ahora sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gen 2:23), exclamó el varón al ver a la mujer.

La historia de Eva no se relata en ningún otro pasaje del Antiguo Testamento, debido en parte a que la doctrina de la caída del hombre estaba en ciernes cuando la Biblia hebrea fue puesta por escrito. Pero a partir del siglo II a.C., las reflexiones sobre el origen del mal llevaron a algunos teólogos a atribuir a Eva, a Adán o a ambos la aparición del pecado y la muerte en el mundo. Algunos exegetas cristianos llamaron a Eva “puerta del demonio”, y vieron en ella la contraparte negativa de María, la madre de Jesús.

Pandora

En la Mitologia Griega , Pandora («llena de virtudes» fue la primera mujer, hecha por Zeus como parte de un castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego.
Epimeteo era el responsable de dar rasgos positivos a todos y cada uno de los animales. Sin embargo, cuando llega el turno del hombre, no queda nada para darle. Prometeo, su hermano, sintiendo que el hombre era superior al resto de los animales, decidió entregarle un don que ningún otro animal poseyera. De este modo, Prometeo decidió robar el fuego a Zeus y dárselo al hombre.
Zeus enfureció y creó a Pandora, la que fue llenada de virtudes por diferentes dioses. Hefesto la moldeó de arcilla y le dio forma; Afrodita le dio belleza y Apolo le dio talento musical y el don de sanar. Hermes le dio entonces a Pandora una caja que nunca debía abrir, lo que la llenó de curiosidad.
Prometeo advirtió a Epimeteo de no aceptar ningún regalo de los dioses, pero Epimeteo no escuchó a su hermano y aceptó a Pandora, enamorándose de ella y finalmente tomándola como esposa.
Hasta entonces, la humanidad había vivido una vida totalmente armoniosa en el mundo. Epimeteo pidió a Pandora que nunca abriese la caja de Zeus, pero un día, la curiosidad de Pandora pudo finalmente con ella y abrió la caja, liberando a todas las desgracias humanas (la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen, etcétera). Pandora cerró la caja justo antes de que la Esperanza también saliera, junto con todo lo que quedaba dentro, y el mundo vivió una época de desolación hasta que Pandora volvió a abrir la caja para liberar también a la Esperanza.
La hija de Epimeteo y Pandora,Pirra y su esposo Deucalion , hijo de Prometeo, fueron las dos únicas personas que sobrevivieron al diluvio que Zeus mandó sobre la humanidad para destruirla, en la versión griega del diluvio universal.

Olimpia de Epiro (375-315 a.C)

Madre de Alejandro Magno, fue inductora de la muerte de su ex marido, el rey Filipo II de Macedonia, y autora de muchos asesinatos políticos más. Como reina de Macedonia se distinguió por su crueldad y ordenó incontables ejecuciones. En particular, destaca la crueldad con que se deshizo de los demás hijos de Filipo, que podían constituir una amenaza para los derechos dinásticos de Alejandro y para su propia regencia; por ejemplo, no dudó en ejecutar al pequeño Carano, apenas un bebé, mandándolo quemar sobre un lecho de brasas, y añadiendo la crueldad innecesaria de quemar con él a su hermana Europa y obligar a Cleopatra, la madre de ambos, a ahorcarse, pese a que ninguna de las dos representaba amenaza alguna para el trono de Alejandro. Aunque la eliminación de los rivales del soberano formaba parte de las prácticas políticas de la época, el propio Alejandro Magno, que por entonces combatía en Asia contra los ejércitos de Darío, censuró indignado esas muestras de brutal ensañamiento.

Mesalina
Mesalina se casa a los 16 años con Claudio y pronto se da a conocer por su libertad sexual escandalosa. Se cuenta en los registro de la antigua Roma que era una mujer de extraordinaria belleza, ambición y crueldad, nunca dudó en utilizar sus encantos para seducir a cualquier hombre que pudiera servir a sus intereses para deshacerse luego de ellos sin importarle el medio utilizado para ello.
Alrededor del año 38, Claudio y ella se casaron. Los motivos de la unión seguramente no fueron del todo románticos. Claudio sólo tenía una hija, Antonia, y necesitaba un hijo varón que heredase sus propiedades. Mesalina se convirtió en la mujer más poderosa del Imperio.

Mesalina disfrutaba realizando grandes fiestas con hombres y mujeres de alto rango que rápidamente degeneraban en orgías. Y cuando a la emperatriz se le antojaba estar con amantes de condición más baja, salía a hurtadillas del palacio y se prostituía en un burdel cercano, con el nombre de Lycisca. Se cuenta que en una ocasión Mesalina desafió a una prostituta muy experimentada llamada Escila a un concurso sexual, en el que ganaría quién pudiera acostarse con más hombres. Al amanecer, Escila se declaró vencida después de haber sido penetrada por 25 hombres, pero Mesalina continuó durante varias horas más.

Claudio se enteró de todas las traiciones y comenzo a idear un plan para matar a Mesalina. Al saber lo que iba a pasar, Domicia Lépida que, pese a que su relación con su hija se había vuelto distante, la acompañó al enterarse de su desgracia) instó a Mesalina a clavarse el puñal, pero la joven no se atrevió. Entonces llegaron los pretorianos y la mataron. Luego las tropas regresaron al palacio y el oficial al mando le informó a Claudio que su esposa había muerto. Claudio no hizo ninguna pregunta y se limitó a pedir que le sirviesen más vino.

María Tudor, la reina sangrienta

La vida de María Tudor estuvo marcada, desde un principio, por la fatalidad. Sus padres, Enrique VIII y Catalina de Aragón, habían esperado un varón que asegurara la sucesión al trono, pero María fue la única hija que tuvieron. Once años después del nacimiento de María —que se produjo el 18 de febrero de 1518—, y al no poder garantizar su descendencia, Enrique VIII pidió a Roma la cancelación de su matrimonio con Catilina. Pero el Papa se negó, por lo que Enrique VIII optó por contraer matrimonio con Ana Bolena, con la que tuvo a la futura Isabel I.

En 1533 tuvo que renunciar al título de princesa y un año después una nueva ley del Parlamento inglés la despojaba de la sucesión en favor de la princesa Isabel. María, por su parte, continuó apoyando a su madre. Ante la posición religiosa adoptada por Inglaterra, los acontecimientos no se hicieron esperar: la Torre de Londres se llenó de prisioneros que desobedecían el régimen impuesto.

Fruto del matrimonio entre Enrique VIII y Juana Seymour nació Eduardo, que fue designado el heredero de la corte. Pero Eduardo VI murió en 1553 y María ocupó el trono, con el deseo de ser fiel a la religión de su madre; un gesto de esperanza para los católicos ingleses. María se fijó en el príncipe Felipe —hijo de Carlos V— y tras muchas dificultades finalmente el Parlamento aprobó la boda en abril de 1554. El matrimonio transcurrió en un clima sosegado entre abril de 1554 y 1555, pero entonces María emprendió una feroz represión contra todos aquellos contrarios a la reinstauración del catolicismo, condenando a la hoguera a 273 personas. La historiografía protestante posterior no iba mal encaminada cuando decidió apodar a la reina como Bloody Mary, «la sangrienta María».

Lucrecia Borgia

Lucrecia nació en Roma en 1480. Su padre era el cardenal Rodrigo Borgia, quien después sería el Papa Alexánder VI y su madre Vanozza Cattanei, amante de Alejandro VI, por lo que Lucrecia es hija ilegítima, aunque él la reconoció dándole su apellido (Borgia) y la utilizó en todas sus intrigas. A los 11 años ya la habían comprometido dos veces, pero los acuerdos fueron anulados por Rodrigo.

Cuando éste se convirtió en Papa, la casó con Giovanni Sforza, señor de Pesaro, en busca de una alianza con la poderosa familia feudal que reinaba en la Lombardía y Milán.
Juan Sforza fue muerto en el año 1500 por orden de César Borgia, hermano de Lucrecia. En este período de viudez enmarcado en la vida corrupta del Vaticano, Lucrecia se entregó a una vida licenciosa; sus perversiones fueron expuestas por el vanguardista pornógrafo francés Guillermo de Apollinaire, en el libro titulado «La Roma de los Borgia». En este período la joven asumió por tres veces la máxima autoridad en los asuntos de la Iglesia; fue entonces cuando, concibió aquel hijo del que se especula, fue producto de las relaciones incestuosas que sostenía con su padre. Posteriormente, en diciembre de 1501, Lucrecia contrajo matrimonio con Alfonso de Este, duque de Ferrara, y en 1502 se trasladó a su nuevo hogar contando con veintidós años.

Lucrecia se convirtió en duquesa de Ferrara a partir de 1505 luego de la muerte de su marido; años más tarde, en 1512 contando con solo treinta y dos años y sin ningún motivo aparente, Lucrecia de Borgia comenzó a apartarse de los cortesanos y de las pompas ceremoniosas, mostrándose retraída y solitaria, actitud que sostuvo firmemente hasta su muerte.
Siete años después, en 1519, Lucrecia murió atormentada por los dolores causados por un aborto.

Isabel la Católica.

Hermana del rey Enrique IV, gobernó como lo hubiera hecho el monarca más celoso de su autoridad en su época, y sin mostrar ningún escrúpulo femenino o feminista: expulsó de España a los judíos y se apoderó de sus bienes, combatió a los moros de Granada hasta su expulsión, creó la Santa Inquisición y sus hogueras, comenzó la explotación de los indios en América, etc. Por cierto, también creó unas curiosas Escuelas de Palacio, de las que formaban parte jóvenes de ambos sexos de las familias más ilustres del reino, que acompañaban a todas partes a la corte itinerante de aquellos tiempos y estudiaban bajo la dirección de personajes como Pedro Mártir de Anglería, Lucio Marineo Sículo o Beatriz Galindo.

Margarita de Valois – La reina Margot o la reina de corazones.

También se le atribuyeron abortos hijos bastardos a los que habría abandonado. Se cuentan historias inverosímiles, como un incesto con sus tres hermanos, un ménage a trois con su carcelero y su esposa. Llevaba cosidos a la falda unos bolsillos con los corazones embalsamados de sus amantes muertos. Tuvo infinidad de amantes o amores: A los 17 años se enamoró de Enrique de Guisa, aunque a pesar de los rumores parece ser que no pasó de un amor platónico, (las princesas solteras estaban muy vigiladas).
A Enrique le habría interesado casarse con ella, pero no la buscó como amante. Murió asesinado por razones políticas.
Se conservan los versos que D’Ambroise le dedicó a Margot, pero la aventura con otra mujer acabó con su vida. Un marido despechado le preparó una emboscada.
El gran amor de Margot fue Jacques de Harlay, señor de Champvallon que era el caballerizo mayor de Alençon. El romance escandalizó. La reina tuvo que abandonar Paris y nunca volvieron a verse.

Erzsébet Báthory, la condesa sangrienta

Era una condesa de Hungría y una asesina en serie. Aún hoy en día se desconocen las causas de sus actos y el número de víctimas. Después de que muriera su marido en enero de 1604 en el campo de batalla, la condesa dejó de tener escrúpulos y comenzó a disfrutar de torturas a rienda suelta. Dirigía su sadismo hacia niñas y chicas.

Adoraba morder la carne de la cara de sus siervas mientras aún vivían. La condesa las pinchaba con agujas por todo el cuerpo, incluso debajo de las uñas de los pies o les ponía monedas o llaves incandescentes en las manos.

En invierno, las tiraba a la nieve y las rociaba agua fría para que murieran. En otros casos, morían indefensas por inanición.

Durante 25 años de prácticas sádicas, mató a más de 100 jovencitas. Por su nivel social, no podían procesarla por sus actos. De todos modos, muchos de sus supuestos cómplices acabaron en la horca.

Ana Yoánnovna (ruso: А́нна Иоа́нновна)

(Moscú, 7 de febrero de 1693 – San Petersburgo, 28 de octubre de 1740) emperatriz de Rusia de 1730 a 1740.

se aprovecha de la simpatía que genera en los regimientos y en la guarda imperial, y bajo su apoyo se impone como una verdadera autócrata. Uno de sus primeras medidas consiste en activar una policía secreta que utiliza durante todo su reinado para intimidar y aterrorizar a quien se opone a su política. Si su primer ministro Bühren era implacable con sus enemigos, ella no le iba a la zaga, y las ejecuciones de sus rivales políticos se sucedieron a lo largo del reinado. Su gobierno se apoyó en una nube de espías y delatores y fue especialmente rígido contra todo conato de oposición o crítica: muchos nobles acabaron descuartizados; otros en Siberia.

Se enfrentó a los boyardos, persiguió al clero ortodoxo y oprimió a los campesinos, favoreciendo a la nobleza.

Durante su reinado tuvieron lugar las guerras de la sucesión de Polonia y la de los turcos. Contrajo matrimonio con Federico Guillermo, duque de Curlandia y se dejo influir en asuntos de gobierno por su favorito Ernesto Juan Birón. Ana murió el 18 de marzo de 1746 durante el alumbramiento de su hijo Alejandro.

Delphine Lalaurie, la sádica de la alta sociedad

Delphine era una persona de clase alta de Nueva Orleans del S. XIX. Todo parecía normal hasta que su casa se incendió. Al extinguir el fuego, se descubrió que éste había sido provocado por dos «esclavos» para llamar la atención. Lo que no fue una acción exagerada por parte de los esclavos, ya que el fuego arrasó una auténtica casa del horror. Se encontraron casi una docena de esclavos desfigurados. Estaban maniatados a la pared y tenían miembros atrozmente mutilados. A una mujer se le había cosido un pene, había un hombre castrado y e “injertado” a una mujer … Otra mujer fue transformada quirúrgicamente en una langosta humana y sus órganos estaban totalmente destrozados. Las manos habían sido cosidas a partes del cuerpo que nunca nos imaginaríamos. Hasta había una mujer oruga con la piel despellejada con forma de espiral y orificios remendados. La mayoría de los esclavos aún vivían cuando les encontraron. La casa de Lalaurie es hoy en día una famosa mansión del terror. En abril de 2007, el actor Nicolas Cage compró la casa.

Jiang Qing, la mujer de Mao.

Al lado de Mao Zedong, el presidente del partido comunista chino, Qing consiguió llegar a ser la persona más influyente del partido después de su marido. Ella fue la fuerza motriz de la revolución cultural china de 1966 a 1976 que causó muertes excesivas, malos tratos y casi la total destrucción de todos los monumentos chinos. Se calcula que durante esta época perdieron la vida más de 500.000 personas y millones fueron perseguidos por razones políticas. El avance de los guardias rojos solamente puede llamarse absurdo: como los conceptos “rojo” e “izquierda” eran símbolos revolucionarios, decidieron cambiar el tráfico al lado izquierdo y que el color “rojo” fuera el símbolo de paso en un semáforo. Todo esto originó el caos e innumerables accidentes. La mujer de Mao tiene un puesto en nuestra lista con toda la razón del mundo.

Ilse Koch, la zorra de Buchenwald

Ilse Koch fue la mujer del comandante Karl Otto Koch del campo de concentración de Buchenwald. Aunque no tenía influencia en la dirección o en la organización del campo de concentración, aprovechaba toda oportunidad posible para sancionar rigurosamente a los internos. Los trataba como animales, los maltrataba sin piedad, y les daba palizas con látigos. Ilse Koch, también conocida como la “Bruja de Buchenwald”, se hacía objetos como guantes, tapas de libros y pantallas con la piel tatuada de los cautivos. Se encontraron objetos grotescos como cabezas reducidas hechas con las cabezas de los prisioneros de guerra rusos. Ilse Koch se suicidó en 1967 en la cárcel para mujeres de Aichach.

Irma Grese, la bestia de Auschwitz

Otro producto del sanguinario imperio nazi fue Irma Grese, la “Bruja de Belsen” temida por todos los prisioneros de los campos de concentración. Grese era miembro de las SS y vigilante de los campos de Ravensbrück, Auschwitz-Birkenau y Bergen-Belsen. En 1942 sólo tenía 19 años y había arrestado a más de 30.000 mujeres judías. Fue la mujer más malvada de todo el campo. No hubo ninguna atrocidad en la que no participara. Normalmente se encargaba de las selecciones de la cámara de gas y torturaba a su antojo. En Bergen-Belsen continuó realizando las mismas atrocidades. Su especialidad era atacar con perros adiestrados y muertos de hambre a personas desnudas e indefensas. Abusaba sexualmente de los hombres y los fustigaba durante horas. Grese fue ahorcada en la prisión a los 22 años por el verdugo de Inglaterra Albert Pierrepoint. Fue la mujer más joven ejecutada por la jurisdicción británica del S.S XX.

Katherine Knight, la Hannibal Lecter femenina de Down Under

La Señora Knight es una australiana con la que ningún hombre desearía tener una relación. De algún modo, las relaciones la volvían agresiva. A su ex-marido le arrancó los dientes y al cachorro de un amante, que tenía, le arrancó la garganta con sus propias manos mientras estaba vivito y coleando. En el año 2000, como si eso no fuera suficiente, le dio 37 puñaladas a su marido de aquel entonces, que tenía dos hijos adultos. Después, lo despellejó y colgó el saco de piel en la puerta de su habitación en su propia casa… Le cortó la cabeza y después preparó una sopa con ella. Con el ano, hizo un asado que quería servir con verduras. Este “banquete” estaba hecho especialmente para sus hijos. Menos mal que apareció la policía antes de que los niños llegaran a casa.

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