LOS ESCENARIOS DE LA VIDA (Y LA MUERTE) DEL CAPO PABLO ESCOBAR COMO RUTA TURÍSTICA EXTREMA
ABC.es – Día 11/09/2012
Pablo Emilio Escobar Gaviria es un nombre que sigue generando fuertes controversias en su Colombia natal. Este narcotraficante y político (llegó a ser representante para el Congreso), apodado ‘el Zar de la Cocaína’, llegó a amasar una inmensa fortuna y su procelosa vida, repleta de crímenes y fechorías, aún da mucho que hablar. Tanto que el que fuera líder del Cartel de Medellín se ha convertido en un controvertido icono turístico.
Foto: FLICKR / MALCHICO BRUJERIZMO
La tumba del polémico Escobar sigue siendo foco de atención en Montesacro
El interés por el siniestro personaje permanece incólume década y media después de su muerte. Son varias las agencias turísticas de Medellín que le sacan punta a una experiencia que tiene mucho que ver con el morbo. Se trata de seguir el rastro de las andanzas de Escobar donde por supuesto no falta un detalle. Si en Chicago han sabido poner en dinero su legado y relación con los gángsteres, en Medellín no quieren ser menos. El recorrido se suele realizar en autobuses de transporte escolar y transcurre por el barrio de Los Olivos, el escenario donde se encuentra la casa donde la policía militar abatió a tiros a Pablo Escobar en 1993.
Algunos turistas llegan incluso con la intención de fumar marihuana o esnifar cocaína, a modo de extraño homenaje al patrón de la droga durante muchos años
La leyenda urbana asegura que fue el propio Pablo el que puso fin a su vida de un balazo. Por supuesto hay que acudir al cementerio de Montesacro (en Itagüí, una localidad diez kilómetros al sur de Medellín).
No es de extrañar que aparezca alguna pintada en las inmediaciones con la leyenda ‘Pablo Vive’, obra de algún nostálgico trasnochado. No falta una visita a su tumba, habitualmente repleta de flores frescas puesto que también hay defensores del personaje. Sin lugar a dudas se trata de la tumba más visitada de toda Colombia.
Algunos turistas llegan incluso con la intención de fumar marihuana o esnifar cocaína, a modo de extraño homenaje al patrón de la droga durante muchos años. Auténtico y surrealista lugar de peregrinaje. En realidad no es la tumba sólo de Escobar, sino de todo el clan: sus padres, su tío, un hermano, su ama de cría y hasta uno de sus guardaespaldas. El guía de turno siempre recuerda aquella frase del propio Escobar que ha pasado a formar parte de su mitomanía: «Prefiero una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos».
Posteriormente se visita (lo que queda de él) el mítico edificio Dallas, el centro de operaciones desde donde se dirigía el pingüe negocio de la droga. Las visitas más punteras prosiguen rumbo al domicilio de Roberto Escobar, hermano y compinche de ‘don Pablo’. Para la mayoría de turistas, este encuentro supone la experiencia más cercana posible al regreso al Medellín de los narcotraficantes. Ni que decir tiene que Roberto, alias ‘el osito’, justifica y defiende la obra de su hermano.
Sus explicaciones a los turistas (la familia Escobar ha pasado de manejar una fortuna descomunal a perderlo casi todo) no dejan indiferente a nadie, puesto que muchos en Colombia se sorprenden de que un pasado tan sórdido pueda ser contemplado y promocionado como atractivo turístico.
Paisa Road y Medellín Experience son dos empresas que han buscado fórmulas para poenr en el mercado rutas turísticas que satisfagan a los amantes del narcoturismo con Pablo Escobar como protagonista. Los más inquietos también tienen la opción de acudir a la Hacienda Nápoles con sus 3.000 buenas hectáreas.
Se encuentra a unas cuatro horas de Medellín y es el lugar donde el capo se levantó su particular edén, con monos, tortugas, cacatúas, caimanes, ciervos, búfalos… Tras su desaparición, los animales murieron por inanición, otros fuero robados y los últimos acabaron regalados a algunos zoológicos.