Esta es la historia de vida de un hombre que en otrora disparó en la capital antioqueña al servicio de los narcos y que después de pagar condena es ejemplo de cambio y superación.
En la década del 80 quizás una de las pandillas más peligrosas en Antioquia, promotora de la violencia urbana fue La Ramada, de Bello, liderada por Julio Rengifo Espinel, que hacía trabajos al servicio del extinto Cartel de Medellín, dirigido por el entonces narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, hoy, El Patrón del Mal, como lo ha caracterizado la serie del Canal Caracol.
Rengifo era lugarteniente de Escobar y traía a Medellín los pagos que mandaba ‘el patrón’ a los muchachos.
A esa organización perteneció Hernando Pérez Restrepo, quien de robar y atracar en las calles, pasó a disparar contra ‘el paciente’ que se le enseñara a través de una fotografía.
El mismo hombre de sonrisa innegable y buen trato, es hoy un vivo ejemplo de superación, tras convertirse por circunstancias de la vida en padre y madre de sus dos hijas, al tiempo que orienta al gremio de mototaxistas de la ciudad como presidente de la única asociación legalmente constituida.
“Dañé mi juventud en la droga, en la delincuencia, en las pandillas de Medellín de esa época. Fui sicario en esa ciudad pero son situaciones que quedaron atrás, porque encontré la felicidad en Montería”, relató Hernando en diálogo con EL HERALDO.
No escatima esfuerzos para relatar las dos facetas de su vida, inmerso en la esperanza de sacar adelante a sus hijas.
“Don Julio era el que se reunía con don Pablo y traía los pagos. Sé que la banda de nosotros era una de las más activas del cartel de Medellín y después de la de Los Priscos, era la que más buscaba don Pablo. Trabajábamos los homicidios que ordenaba, pero para uno conocerlo era difícil, solo lo lograban los cabecillas de las ciudades o comunas como Manrique, La Estrella, e Itagüí”, relató.
La prueba inicial de un homicidio ‘exitoso’ significó más que una hoja de vida para ingresar a la organización. Hernando no entregó detalles.
Contó que en esa época (años 85, 86 y 87) era común observar en Medellín a los sicarios bien vestidos, con buenas motos, reunidos en cualquier esquina.
“Fue un paso fugaz de menos de un año, una novatada de la droga y la juventud. A uno le pagaban con chichigua por las vueltas que hacía”, contó.
Pérez no se pierde la polémica serie Escobar El Patrón del Mal y considera que es la misma realidad de aquella época.
“Soy un apasionado por la vida de Pablo. Él es un ídolo para algunos antioqueños y yo me incluyo en ese grupo, a pesar de los errores que cometió. Es el único pillo que probó finura. Era serio en los negocios y el programa de televisión es lo mejor que ha pasado para recordarlo”, sostuvo.
Pérez fue capturado por homicidio en 1987 y por su actitud violenta recorrió varios penales: la cárcel de Bello, Bellavista, el penal de Palmira y El Barne (hoy Combita).
En 1992 en un permiso de 72 horas otorgado por las directivas de la cárcel de Tunja, se evadió y regresó a Medellín con otra identidad, para dedicarse a lo único que sabía hacer.
En la vida de las drogas en el centro de Medellín conoció a su difunta esposa, Carmen Elena García, fallecida el año pasado por consecuencia de un cáncer de estómago y con quien tuvo tres hijos, un varón, tiene 17 años, quien reside en Medellín y las dos niñas de 9 y 7 años, que son su adoración.
Terminando la década del 90 fue detenido nuevamente por hurto y trasladado de la cárcel de Bellavista a Las Mercedes, en Montería, donde inició un cambio de pensamiento. Allí, en el patio 7 B vendió tintos y cigarrillos.
EL GIRO QUE DIO SU VIDA. En el 2004, luego de pagar su condena, Hernando Pérez logró salir con unos ahorros de 2 millones 400 mil pesos, que le sirvieron para comprar su primera moto. Ya germinaba en su mente la idea de organizar a ese gremio en la capital cordobesa.
“Los usuarios de las mototaxis muy amablemente me enseñaron a Montería. Gracias a Dios me superé y por eso amo el oficio de mototaxismo y lo defiendo. Lo que no hizo el Estado o mi familia para la rehabilitación, lo logré con esta actividad”, precisó.
Actualmente es el presidente de la Asociación de Mototaxistas de Córdoba (Ademocor).
Es un vocero reconocido de ese gremio en la capital del Departamento, a tal punto que fue quien lideró con la pasada administración el proyecto Montería Emprendedora, que consistió en microcréditos para las personas que querían cambiar de actividad.
Fue pieza clave en la capacitación de cerca de cien mototaxistas beneficiados con capital semilla, para montar negocios distintos al de transportar pasajeros.
Actualmente lidera junto con Oscar Echeverri, otro mototaxista, el proyecto Misión Humanitaria Barrios del Sur, que consiste en pedir alimentos no perecederos en las centrales de abasto, hasta reunir 70 mercados que son regalados a igual número de familias pobres, donde las personas cabeza de hogar sufren discapacidad física o alguna enfermedad terminal.
Otro de sus logros es darse la pela ante las autoridades locales para que no se impongan más medidas contra la circulación de motos y que no se niegue la oportunidad de trabajo a quienes tienen la necesidad de llevar el alimento a su familia.
28 de Julio de 2012 – 01:14 am
elheraldo.co
Por Eduardo García
Montería