Hoy en día, cuando hablamos de la guerra del narco, hablamos de muchos personajes, de muchos grandes capos, “drug lords”, como les dicen en inglés, que están enfrentados entre si. En los tiempos de Pablo Escobar era prácticamente él solo, contra toda la nación colombiana.
Pablo Escobar ha inspirado películas, ha inspirado libros. Desde aquel monumental reportaje, “Noticia de un secuestro” de Gabriel García Márquez, hasta la novela “El ruido de las cosas al caer”, que le valiese al colombiano Juan Gabriel Vásquez el “Premio Alfaguara de Novela” el año pasado.
La captura puntual, en particular, de Pablo Escobar, también ha inspirado libros. Recordamos “Killing Pablo”, todo un Best Seller del periodista Mark Bowden, el mismo que escribiera “Black Hawk Down”. Este libro, “Killing Pablo”, con el subtitular “La cacería del mayor criminal del mundo”, fue un Best Seller en su momento a nivel internacional y nos contó, en aquel entonces (fue publicado en el año 2001) como fue esa cacería.
Todavía quedaba mucho por contar. El talentoso periodista colombiano Germán Castro Caycedo, recién ha publicado en Bogotá, con el sello Planeta, “Operación Pablo Escobar”. En la contra tapa leo:
“Germán Castro Caycedo siempre quiso hacer un libro sobre la era de los carteles en Colombia. Con este propósito, visitó varias veces a quien fuera el capo de capos: Pablo Escobar. Justo cuando empezaba a descifrar la manera de entrevistarlo, se desató la guerra a muerte y ya no fue posible seguir con el proyecto. Ahora, casi veinte años después de la caída de Escobar, el autor nos presenta la verdadera historia de la cacería que acabó con el hombre más temido y buscado del país.”
En el libro “Operación Pablo Escobar”, tenemos en efecto, una narración episódica, frenética, escalofriante, porque, vamos de escenas sencillamente inaceptables, pasajes inaceptables, a otros siempre peores, y esto está contado desde la perspectiva de los cazadores de Pablo Escobar, de los hombres que les tocó estar tras él. Me voy a permitir leer algunos pasajes, por ejemplo:
Bueno, aquí vale la pena volver atrás:
Recuerdo cuando yo llegué a Medellín y afiné con mi compañero como si fuéramos violinistas antes de un concierto, llevamos a nuestra gente seleccionada porque sabíamos que era capaz de combatir, y de entrada nos informaron que Pablo Escobar estaba en el almacén Éxito de la avenida Colombia.
Nos fuimos en varios carros, llevamos armas largas además de pistolas para cada uno. Íbamos en yines, tenis, estilo sicario. Nos vestíamos así, aunque con la cara un poco más vieja porque aquellos son muy jóvenes.
Efectivamente, Pablo Escobar estaba en el sitio con la Tata, su mujer, y con una buena cantidad de escoltas.
Nosotros regados mirándolo, muy cerca de él, en sus narices, pero ¿usted sabe lo que son un operativo y una captura en un centro comercial donde hay cientos de cientos de personas?
Yo llevaba una chaqueta y los bandidos se quedaron mirándome porque en ese clima cálido no era normal, pero yo la necesitaba para poder ocultar el radio. Entonces me llama mi superior, el coronel Martínez (Hugo Martínez, quien es el personaje que hace de centro en la narración del libro “Killing Pablo” de Bowden), y me dice:
— Aguilar ¿Dónde está?
— En el Éxito, el tipo esta aquí.
— Denle, gran marica ¡Denle!
— No, nos mata o podemos matar a muchos inocentes. No tenemos salida.
— Gran pingo, vuélense de ahí porque Pinina va para allá con ciento cincuenta hombres.”
Estaban cayendo en una emboscada.
Otro relato más estremecedor aún. Aquí sigue hablando uno de los policías que le persigue.
“— Mi coronel, ¿ve usted esa mano de mujeres bellas?
En medio del tumulto, digamos, porque era un grupo grande, le mostré un negrito feo, pequeño, con carita de montañero y tronco de hembra en la mano. Esto me olió a feo.
Continuamos detallando y el cuadro era parecido en todas las esquinas, y en la última un oficial besaba al vuelo a una mujer todavía más hermosa, con un carro lujoso y ostentoso. El coronel se fue para su oficina y me dio mal genio, me pare cerca del sauna y ordene que llamaran al oficial.
Lo trajeron, pero venía con la muchacha, pero como los uniformados no sabían quienes éramos nosotros, sin uniforme, sin grados a la vista, me dijo, “¿Qué pasa?”. Lo señalé y le dije:
— ¡Váyase!
— Es que es mi novia.
— ¡Váyase!
Se fue y le dije a la mujer:
— ¿Usted a que juega?
— Ay, el es mi novio.
— ¿Su novio?
Llamé a un negro grandote que teníamos dentro del grupo Élite de los cuarenta, y le dije:
— Métalo al sauna.
Y a ella:
— Usted canta o la hago violar de este tipo.
— Hay no, señor. Lo que pasa es que nosotras… Mire: somos sesenta chicas a las que nos pagaron de a medio millón de pesos para que invitáramos a los agentes a una fiesta dentro de ocho días. Ya está lista la casa. Allá los van a matar a todos y si logran tronarlos nos van a dar de a cinco milloncitos de pesos a cada una. Esa es mucha plata, hombre, y una tan jodida de dinero y con tantas ganas de vivir.
Bueno, pues no se pudo hacer nada como respuesta. Simplemente fue alertado todo el mundo y se prohibió la entrada de esas mujeres.
Días más tarde apareció el cadáver de esa chica en un suburbio. Se trataba de una modelo.”
Estos son los relatos, las anécdotas que llevan y conducen a la captura definitiva y muerte de Pablo Escobar Gaviria, tal como lo narra Germán Castro Caycedo en su libro “Operación Pablo Escobar”, recién editado por editorial Planeta en Bogotá.