El recién capturado «El Chapo» Guzmán encabezaba la lista de los mayores narcotraficantes de la historia de toda la humanidad. Pero no es el único. Esta es la increíble historia criminal de los otros nueve delincuentes que integran la nómina
En los últimos días, generó estremecimiento en el mundo la captura de «El Chapo» Guzmán.
El criminal encabezaba la lista de los mayores narcotraficantes de la historia de la humanidad.
Sin embargo, existen otros que también cuentan con una sorprendente historia asociada con el mundo de las dorgas.
Aquí 10 biografías recopiladas por Abc que asombran:
1. Joaquín «El Chapo» Guzmán
Este sábado saltaba la «bomba» informativa.
Todos los periódicos del planeta se hacían eco de ella en sus portadas. No es para menos.
El criminal más buscado del mundo, el mayor narcotraficante de la historia según la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA), el famoso Joaquín «El Chapo» Guzmán, era capturado de madrugada en su Sinaloa natal (México), en la turística localidad de Mazatlán, sin disparar «ni un solo tiro».
Todo un éxito de las agencias de seguridad de Estados Unidos y México, responsables de desarrollar una operación que ha durado meses.
Tras 13 años en paradero desconocido, cae el mito. El líder del conocido cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas de todos los tiempos, estaba en busca y captura desde que en 2001 se escapara de la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande, en el estado de Jalisco.
En aquel momento ocupaba el número dos de la lista de los hombres más buscados del planeta, pero tras la muerte de Osama Bin Laden en 2011, «El Chapo» escaló hasta la primera posición del ranking. Washington ofrecía por él una recompensa de u$s5 millones y el Gobierno de México llegaba hasta los dos millones.
«El Chapo tiene un imperio criminal vasto y se ha convertido en el mayor narcotraficante de todos los tiempos», aseguró un alto funcionario de la DEA en una entrevista con la revista Forbes, en junio de 2011. Lo calificaba como «el padrino del mundo de las drogas».
Según cálculos de esta misma revista, la fortuna de «El Chapo» ascendía a u$s1.000 millones, una cantidad suficiente como para que entrara en la lista de los 50 mayores millonarios del mundo. Y llegó a crear una red de aproximadamente 3.000 empresas para lavar dinero, según la versión dada por algunos periódicos.
Todo un imperio obtenido gracias al tráfico de cocaína, marihuana, heroína y metanfetaminas, que exportaba a Estados Unidos, Asia y Europa, y que llegó a introducir en países tan remotos como Australia. Hasta ahora, el cartel de Sinaloa es el que más cocaína introduce en Estados Unidos.
En un comunicado del Departamento de Justicia de Estados Unidos conocido este sábado, el fiscal general Eric Holder calificó de «un logro histórico» la captura de Guzmán, cuyas actividades «contribuyeron a la muerte y destrucción de millones de vidas en todo el mundo, por la drogadicción, la violencia y la corrupción».
2. Pablo Escobar, «el zar de la cocaína»
Hasta 2011 en que fue superado por Guzmán, el colombiano Pablo Escobar era considerado el mayor narcotraficante que haya existido jamás.
No importa que hubiera sido abatido por 15 agentes 18 años antes. Durante casi dos décadas, nadie fue capaz de superar las marcas de «el zar de la cocaína» en lo que al tráfico de drogas se refiere.
Tal fue el poder que acumuló «El Patrón», como se le conocía, que recientes informes han señalado que la venta de drogas le generó ganancias de entre 20 y 25.000 millones de dólares, produciendo 20 toneladas de cocaína mensuales durante mucho tiempo.
Con Escobar, la realidad superaba la ficción. Se le atribuye la responsabilidad sobre 10.000 asesinatos.
El 27 de noviembre de 1989, por ejemplo, ordenó la colocación de una bomba en un avión de Avianca y acabó con la vida de 107 personas. Y cuando fue detenido, cumplió su condena en una cárcel construida por él mismo en terrenos de su propiedad, después de un vergonzoso acuerdo con el Gobierno de Gaviria Trujillo.
Muchas de las 400 noches que estuvo preso no durmió en su celda, sino en una de las 20 casas que tenía en la zona. Al parecer, se instaló con sus armas y sus sicarios en la cárcel, donde tenía mesas de pool, discoteca, piscina, un prestigioso chef y equipos sofisticados de radio y televisión. Cuando quería, organizaba orgías con músicos y prostitutas en el recinto o salía por Medellín a divertirse.
Desde que escapó de «su» prisión en 1992 hasta que fue abatido en 1993, su cártel mató a tres oficiales, siete suboficiales, 103 agentes y seis miembros de la policía secreta, según las estadísticas oficiales.
3. Amado Carrillo, el «señor de los cielos»
Amado Carrillo Fuentes, conocido como «El señor de los cielos», fue el capo mexicano que utilizó su control del cártel de Juárez para ayudar a los cárteles colombianos a exportar su droga a Estados Unidos.
Su alias se debía a que llegó a usar una flota de más de 30 Boeing 727 para transportar cocaína por todo el mundo.
Desde la muerte de Pablo Escobar, fue el rey de la cocaína, el más poderoso de los cuatro cárteles que operaban en México, pero diferenciándose de ellos en que era más discreto.
Fue muy inteligente al asegurarse, mientras dominaba el negocio, de que su nombre no apareciera en las noticias. Muy pocos periodistas fueron los que se atrevieron a escribir sobre él.
Según la DEA, el Cártel de Juárez ganaba alrededor de u$s200 millones por semana, llegando a acumular unos u$s20.000 millones de beneficios, según algunos medios. El 1% de toda esa fortuna era destinado a los sobornos.
Tan largos eran los tentáculos de Carrillo, que su principal operador era el general Jesús Gutiérrez Rebollo, máximo responsable de la lucha contra la droga en México.
Este militar con fama de inquebrantable y contundente llegó a protagonizar infinidad de detenciones de traficantes. El éxito de su lucha contra el narcotráfico era tan grande, que llegó a contar con el apoyo de Estados Unidos hasta que se descubrió que su relación con el capo.
Tras la caída de Gutiérrez, el gobierno estadounidense presionó a México para que detuviera a Carrillo, pero el capo huyó a Chile.
En 1997, viajó a Cuba para someterse a una cirugía estética que no se pudo concretar y, después, él mismo seleccionó a un grupo de cirujanos plásticos para que lo operaran en un hospital privado de México.
La intervención duró más de ocho horas, pero en la madrugada del 6 de julio despertó con dolores y le aplicaron un sedante que provocó su muerte. Se cree que fue asesinado premeditadamente por los cárteles enemigos. Los doctores encargados de operar a Carrillo fueron asesinados días después, informa Abc.
4. Dawood Ibrahim, el capo de D-Company
Puede que Dawood Ibrahim, actualmente en paradero desconocido, no sea tan famoso como sus predecesores, pero llegó a ser una de las personas más ricas del planeta, tras acumular u$s6.700 millones por el tráfico de estupefacientes.
Este narcotraficante y criminal indio fundó en 1976, en Bombay, una gigantesca organización criminal conocida como D-Company, que aún hoy sigue activa.
Sus actividades también lo han convertido en uno de los terroristas más buscados del mundo, debido a la financiación de atentados tan impresionantes como los de 1993, 2008 o 2011 en Bombay. En este último se produjeron nada menos que 26 muertos y 130 heridos.
La D-Company está identificada por el Congreso de Estados Unidos como sindicato del crimen y se encuentra en la lista de Interpol.
Sus integrantes son perseguidos bajo la acusación de crimen organizado, falsificación, asociación ilícita y tráfico de armas y estupefacientes. Según el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, está probado, además, que tiene vínculos con Al Qaeda.
La figura de Dawood Ibrahim alcanzó tal dimensión en la cultura popular que varias películas de Bollywood -industria en la que se dice que también está metido- están inspiradas en él. Y por si fuera poco, su extradición es uno de los mayores obstáculos para la normalización de las relaciones diplomáticas entre dos gigantes como India y Pakistán.
5. Khun Sa, el «Rey del Opio»
«El Rey del Opio» nació en China en 1934 y, a principios de los años 80, ABC ya publicaba informaciones en las que se lo señalaba como «el traficante de drogas más importante del mundo».
Khun Sa, que también era conocido bajo el alias de «Chang Si Fu», llevaba ya dos décadas siendo el «rey» del Triángulo de Oro, el enorme territorio situado en medio del río Mekong, entre Myanmar, Laos y Tailandia, famoso por la producción de opio.
Khun Sa jamás fue detenido en vida y murió en 2007 rodeado de lujos.
Para hacerse una idea de las dimensiones de su imperio, basta una frase de la crónica de ABC, del 11 de marzo de 1982, en la que se contaba la huída de Khun Sa: «El 21 de enero varios regimientos pusieron sitio a su fortaleza, defendida por 1.600 partisanos. En la batalla murieron cien de sus hombres y otros doscientos resultaron heridos».
Pero esos no eran todo su hombres. El «rey» llegó a contar con un ejercito de más de 10.000 hombres, con los que pudo cultivar el opio para convirtirse en el suministrador del 75% de la heroína de todo el mundo en la década de los ’90, llegando a ganar durante esos años más de u$s5.000 millones, señala Abc.
Llevo una vida de lujo en Birmania hasta su muerte en 2007, acumulando en sus manos un poder impresionante. A lo largo de dos décadas, la heroína que él producía en Asia copó el 70% del mercado de Estados Unidos, país que llegó a ofrecer hasta dos millones de dólares por cualquier información que facilitara su captura.
En una ocasión, llegó incluso a ofrecer al gobierno de Australia la totalidad de su producción de opio a cambio de u$s50 millones al año. Esta transacción hubiera permitido congelar de inmediato el mercado de la heroína en dicho país y Estados Unidos.
Obviamente, los dirigentes australianos no aceptaron la oferta, ya que no estaban dispuestos a «pagar a criminales para que cesen su actividad».
El Gobierno Birmano, por su parte, nunca desmostró verdadero interés en detenerlo.
Paradójicamente, en el pueblo donde se estableció para desarrollar su empresa hay incluso una estatua y un museo dedicados a su figura.
6. Griselda Blanco, la «viuda negra»
Con unos beneficios acumulados de más de u$s2.000 millones, la colombiana Griselda Blanco es la primera y única mujer que aparece en la lista de los narcotraficantes más ricos de la historia.
La vida de la máxima dirigente del cartel de Medellín ha inspirado libros y documentales. Una vida marcada por una dura infancia, que le llevó con 14 años a escapar de las garras de su madre, que la maltrataba, y a dedicarse a la prostitución hasta los 20, para convertirse en la reina de Miami por el tráfico de drogas en los años 1970 y 80.
En el documental «Cocaine Cowboys II: Hustlin con La Madrina», un ex amante suyo cuenta cómo, con 11 años, llegó a secuestrar a un niño de clase acomodada y matarlo de un disparo cuando los padres retrasaron el pago de un rescate.
Y es que, durante su reinado, Blanco fue siempre conocida por ser una líder despiadada que llegó a ordenar la muerte de más de 200 personas.
Comenzó a interesarse seriamente por el crimen cuando conoció a Jose Darío Trujillo, su primer marido y padre de tres de sus hijos, además de famoso traficante a pequeña escala con contactos en Estados Unidos.
Esto le permitió hundirse hasta el fondo en el fango de los negocios ilegales en ese país y, aun en su juventud, convertirse en una alumna aventajada con respecto a sus futuros contrincantes: Carlos Ledher y Pablo Escobar.
Con su segundo marido tuvo un cuarto hijo al que bautizó como «Michael Corleone», en honor al famoso personaje de «El Padrino».
Y con su tercer esposo fue ya cuando comenzó a hacerse con el mercado estadounidense de la cocaína.
Es famosa por inaugurar la práctica de eliminar a sus competidores a balazos y por sus originales formas de transportar la droga hasta Estados Unidos, usando jaulas, fajas o siendo pionera en el empleo de las «mulas», personas que transportaban la cocaína dentro de su cuerpo.
Su apodo de «la viuda negra» se debe a que mató a su propio esposo en Bogotá por pensar que le robaba.
Fue capturada en California en 1985, condenada a 20 años de cárcel en Estados Unidos y liberada en 2004.
Después de aquello, decidió llevar una vida tranquila sin llamar la atención. Parecía que sus antiguos negocios no le interesaban, únicamente pretendía mantenerse al margen. Pero ocho años después, en un tranquilo día de compras, fue acribillada en plena calle desde una motocicleta.
El sicario no dudó ni un segundo y dirigió varias balas a su cabeza. Blanco, curiosamente, moría sin dejar antecedentes en Colombia.
7. Al Capone, «cara cortada»
Poco se puede decir a estas alturas de Al Capone que no hayan contado ya los centenares de películas y series de televisión basadas en su vida.
El histórico contrabandista estadounidense, también conocido «cara cortada» por las cicatrices que le dejaron los navajazos en una pelea durante su juventud, se convirtió en el gánster más famoso de las décadas de los ’20 y ’30.
Su figura fue ciertamente sobredimensionada con el tiempo, pues su poder en realidad no fue mucho más allá de la ciudad de Chicago.
Sin embrago, no cabe duda de que su nombre generó temor y respeto en todo el país, quizá porque consiguió deshacerse de sus rivales en matanzas como la de San Valentín, en la que ordenó asesinar a sangre fría a siete miembros de una banda de la competencia.
Sea como fuere, el dinero que llegó a amasar el gánster más famoso de la historia no fue ninguna limosna.
Gracias al tráfico ilegal de bebidas alcohólicas ocasionado por la Ley Seca, la venta de drogas, la prostitución y al beneficio que le acarreaba su vasta red clandestina de salas de juego, se calcula que, en 1927, la fortuna de Capone crecía a razón de u$s100 millones al año.
En el momento de su muerte, ocurrida en 1947, Capone había obtenido unas ganancias equivalentes a u$s1.300 millones actuales.
Sin embrago, la condena de 11 años de cárcel que recibió no se debió a ninguna de estas razones, sino a la evasión de impuestos.
Cuando salió en libertad, con síntomas de demencia, arruinado y muy deteriorado físicamente a causa de la sífilis que le había contagiado una prostituta en sus años jóvenes, fue encontrado muerto en la bañera de la casa de su hermano.
Tenía sólo 48 años.
8. Ricky Ross, «el Padrino Negro»
«Freeway» Rick Ross controló el tráfico de cocaína en Los Ángeles a principios de los ’80.
Su poder se extendía desde California hasta Cincinnati, y fue equivalente a la repercusión de sus negocios, que le dieron unos beneficios de u$s300 millones en los primeros años de su carrera como narcotraficante. Traducido a la actualidad, estaríamos hablando de más de u$s850 millones.
Según declaró el propio Ross, durante el apogeo de su carrera, vendía tres millones de dólares de cocaína al día y compraba 455 kilos a la semana.
Los fiscales que llevaron su caso calcularon que llegó a exportar varias toneladas a Nueva York, Ohio, Pensilvania y otros lugares, con los que consiguió más de u$s600 millones entre 1983 y 1984″.
En 1996, Ross fue sentenciado a cadena perpetua debido a una entrega de 100 kilos de cocaína en la que estaban involucrados agentes de la CIA corruptos.
Poco después, una serie de artículos publicados en la prensa demostraron la conexión entre uno de los contactos de Roos y agentes de la CIA.
Poco después, su caso fue llevado a un tribunal federal de apelaciones, donde la condena se redujo a 20 años, y más tarde disminuida de nuevo por ser un preso modelo. Pasó 13 años en prisión y fue puesto en libertad en 2009.
En la actualidad, varios años después de salir de la cárcel, Ross se está convirtiendo en todo un fenómeno mediático y en un icono para el movimiento rap.
Comenzó, incluso, a preparar una película de su vida en la que llegó a involucrar a celebridades como el director Nick Cassavetes o actores de la talla de Leonardo DiCaprio, Mark Wahlberg o Denzel Washington.
Un proyecto que el propio Rick Ross asegura que será como «El Padrino Negro».
9. Nicky Barnes, el «soplón»
El extravagante Nicky Barnes, interpretado por Cuba Gooding, Jr. en la película «American Gangster», controló en la década de los ’70 el tráfico de heroína en Harlem a través de su organización, conocida como «El Consejo».
Tal fue el éxito de sus negocios que su patrimonio neto alcanzó u$s105 millones hasta su arresto en 1977, cuando los agentes federales confiscaron sus bienes.
Barnes alcanzó una notable repercusión en la época, hasta el punto de protagonizar una portada del dominical de «The New York Times».
«Míster intocable: este es Nicky Barnes. La Policía dice que es el mayor traficante de drogas de Harlem. Pero, ¿pueden probarlo?», titulaba la revista sobre este mafioso que posaba para el periódico con sus gafas de Gucci como si fuera una estrella de rock, vanagloriándose de la incapacidad de la policía para atraparlo.
En el documental que narra su vida, donde el mismo Barnes analiza su ascenso y caída, narra cómo consiguió reducir su condena cuando se encontraba en prisión: «Fue una venganza. Me di cuenta de que mis socios estaban haciendo negocios a mis espaldas y, lo que es peor, uno de ellos se estaba acostando con mi amante. Eso es imperdonable. Conmigo no se juega».
El arrogante aún hoy del dinero que ganó entonces, pero vive escondido bajo el programa de protección oficial de testigos, pues, cuando fue arrestado en 1977 y condenado a cadena perpetua en 1978, se decidió a declarar contra algunos de sus antiguos socios.
10. Zhenli Ye Gon, el «farmacéutico»
Zhenli Ye Gon es un empresario mexicano, de origen chino, que ganó notoriedad cuando la Policía allanó su casa de Ciudad de México, en marzo de 2007, y descubrió más de u$s205 millones en efectivo en una habitación trasera.
La Policía no daba crédito, pues estaban ante la mayor incautación de dinero en efectivo realizada en el mundo.
Poco antes, la Policía antinarcóticos ya había encontrado 19 toneladas de pseudoefedrina llegadas al país por el Pacífico.
Supuestamente la sustancia se iba a destinar a fabricar antigripales, pero una investigación por presunta corrupción puso en jaque a los servicios de aduanas, lo que condujo hacia este misterioso empresario chino de 44 años.
Poco se sabía hace cinco años de él, salvo que era propietario de la empresa farmacéutica Unimed. Hoy, sin embargo, es conocido como el «rey de la metanfetamina».
Tras la incautación, Zhenli Ye Gon se esfumó, pues sabía perfectamente que podía ser juzgado en Estados Unidos o extraditado a México para afrontar cargos de narcotráfico, posesión de armas, manejo de recursos de procedencia ilícita o contrabando.
Zhenli había comenzado su ascenso empresarial comprando y revendiendo productos chinos decomisados por la aduana mexicana.
En 1999 fundó Unimed para dedicarse exclusivamente al rubro farmacéutico e importar legalmente pseudoefedrina, un antigripal utilizado en la producción de metanfetamina, droga ilegal conocida en Estados Unidos como «crystal meth».
Según los investigadores policiales mexicanos, Zhenli, que llegó a tener varias firmas farmacéuticas, se convirtió en el principal proveedor del poderoso cartel de Sinaloa y, tal vez, en el más grande proveedor mundial de la industria de drogas ilegales, llegando a juntar más de 300 millones de dólares.
Última actualización: 26/02/2014 6:02:00 pm