Estos delincuentes han encontrado insólitos sistemas para ocultar su mercancía, asesorándose incluso por bandas internacionales. Carabineros revela tres de los casos más llamativos.
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SANTIAGO.- Libros y cuadros y su ropa era lo que traía en su equipaje el colombiano Carlos Martínez Restrepo (40), quien viajaba en un bus desde Buenos Aires el pasado 12 de mayo, cuando fue controlado en el Paso Los Libertadores.
Allí personal del OS-7 de Carabineros lo esperaba, pues habían obtenido información respecto de que llevaba consigo un cargamento de droga, pero lo que no sabían era la particular forma en que logró esconder la mercancía.
La organización para la que trabajaba había impregnado y ocultado cocaína en los cuadros y los cuadernos infantiles, los que de no ser por la información de inteligencia del equipo investigador, no habrían podido ser detectados.
El procedimiento terminó con el colombiano y otros dos de sus compatriotas detenidos, al igual que un chileno que recibirían los artículos en la capital.
Por sus características, este caso se convirtió para los funcionarios de la citada unidad policial en uno de los más insólitos métodos de ocultamiento.
Pero no es el único. Otro episodio en el que los antisociales utilizaron todo su ingenio se registró el 8 de septiembre de 2012, en el kilómetro 630 de la Ruta 5 Norte, cuando personal de la policía uniformada encontró a Patricio Carvajal Astudillo (42) y a Hugo Riveros Casaux (51) trasladando cajas de tomates de un vehículo a otro, a raíz de un desperfecto eléctrico.
El cargamento tenía como destino la feria Lo Valledor, pero los efectivos policiales se percataron de que en las cajas había paquetes extraños pintados de color rojo, que parecían ser tomates y que estaban mezclados con los de verdad.
Eran 140 paquetes con cocaína de alta pureza y pasta base, avaluados en 650 millones de pesos, los cuales estaban distribuidos en 128 de las 372 cajas que contenían las verduras.
Tanto Carvajal como Riveros fueron arrestados, pero siguieron su rumbo a la capital, donde finalmente los policías arrestaron al peruano Alexandro Barriga Dávalos, el cual confesó ser el dueño de la droga.
La asesoría internacional de los narcos
«El fin del ocultamiento de drogas es ir innovando respecto a los métodos que se ya se usan, porque una vez que son descubiertos por parte de las policías, muchas veces queda obsoleto ese método», señala la capitán del OS-7, Mónica Herrera.
La jefa policial agrega que muchas organizaciones de traficantes se hacen asesorar por bandas delictuales de otros países con el fin de copiar sistemas de ocultamiento de droga exitosos.
«Por ello a través de la sección de Inteligencia se rescatan a diario todas las noticias de procedimientos internacionales y se mantiene contacto permanente con otras policías para ver de antemano lo que está ocurriendo en otros países antes que llegue al nuestro», asegura Herrera.
La capitán afirma que a lo anterior se suma que los oficiales de la unidad participan en seminarios y congresos internacionales, con organismos persecutores o policías donde se puede conocer con anticipación cuáles son los métodos que se están usando en otros países.
La droga fantasma
Entre los casos recientes que para los policías han sido más insólitos e ingeniosos, figura uno que resultó en tragedia.
La madrugada del 24 de octubre de 2011 llegó desde Lima hasta el Aeropuerto Internacional de Santiago el colombiano Carlos Eduardo Correa Álvarez (37). Su aspecto no llamó la atención hasta que repentinamente se desmayó en pleno terminal aéreo, golpeándose fuertemente su cabeza, por lo que fue trasladado hasta el centro médico del recinto.
Cuando recobró el conocimiento, el sujeto indicó que llevaba una cantidad indeterminada de droga en su estómago, por lo que el médico que lo atendía llamó a Carabineros.
A las 03:35 horas fue trasladado hasta el Hospital San Juan de Dios, donde se le hicieron varios exámenes radiológicos, los que no arrojaron la presencia de la droga que él decía portar.
Sin embargo, en la mañana del día siguiente el hombre nuevamente perdió el conocimiento y mientras era atendido por un médico, vomitó tres preservativos que contenían una sustancia líquida, que al ser analizada pudo establecerse que se trataba de cocaína líquida.
Ante lo anterior comenzaron a operarlo y en una intervención que duró más de una hora, los médicos lograron extraer de su cuerpo un total de 24 profilácticos que tenían 1 kilo 250 gramos de la citada droga.
Pese a los esfuerzos médicos, el extranjero que tenía residencia en Estación Central terminó falleciendo en el lugar por el daño que produjo la droga en su organismo.