Jorge Ayala
DAVID OVALLE / Miami herald
Jorge Ayala, el asesino a sueldo que aparece en el documental “Cocaine Cowboys” y es sospechoso de 35 muertes relacionadas con las drogas, aunque fue hallado culpable en sólo tres, desea salir de prisión.
Ayala – cuya inclinación a conversaciones vulgares con las secretarias en la Fiscalía Estatal de Miami-Dade fue dañino para un trato en la acusación de Griselda Blanco, el cerebro del narcotráfico en Miami – le está pidiendo a un juez que reduzca su cadena perpetua debido a su cooperación “sustancial” con las autoridades durante la década de 1980.
Y para ayudar a la causa de su cliente, el abogado de Ayala planea llamar a la ex fiscal de Miami-Dade en su caso: Cathy Vogel, actualmente procuradora estatal electa para el Condado Monroe.
“El cree, después de todos estos años, que merece una oportunidad de redimirse”, dijo el abogado Jim Lewis, quien presentó la semana pasada su solicitud en una corte de circuito de Miami-Dade. “Creo que ha hecho mucho bien. Ha puesto a mucha gente en la cárcel, una de las pocas personas que le ha hecho frente al Cartel colombiano”.
Ayala, de 48 años, era un temido sicario del cartel. Detectives creen que el carismático asesino a sueldo es responsable de 35 asesinatos contratados. El fue uno de los llamados “Cocaine Cowboys”, cuya violencia relacionada con las drogas perneó hace tres décadas el sur de la Florida.
Ayala se declaró culpable en 1993 de tres asesinatos y se le sentenció a cadena perpetua con la posibilidad de libertad condicional después de 25 años. El año pasado, la comisión de libertad condicional de la Florida le negó la posibilidad de salir de prisión.
La próxima oportunidad de Ayala: una audiencia en el 2019.
El es más conocido por trabajar para Blanco, la salvaje cabecilla de las drogas en Miami en las décadas de 1970 y 1980, conocida como “la Madrina”. Ella estuvo casi dos décadas tras las rejas antes de ser deportada en el 2004 a Colombia. Blanco murió a balazos el pasado septiembre en Medellín.
Gracias a Ayala, Blanco terminó siendo hallada culpable de tres asesinatos, aunque se cree que ella era responsable de más de 40.
Ayala detalló posteriormente las muertes en el documental del 2006 Cocaine Cowboys.
ATAQUE EN DADELAND
Los investigadores relacionaron a Blanco con un desvergonzado ataque con subametralladoras a la luz del día en el concurrido Dadeland Mall en 1979, un episodio que conmocionó a Miami.
Ayala dijo a la policía que Blanco le ordenó matar a los narcotraficantes Alfredo y Grizel Lorenzo, que dejaron de pagarle cinco kilos de cocaína. En 1982, ellos fueron muertos a balazos en su casa en South Miami mientras sus tres hijos miraban la televisión en otra habitación.
Ayala también fue uno de los pistoleros contra Jesús “Chucho” Castro, un ex asesino a sueldo del cartel a quien Blanco tenía marcado para su muerte. Castro sobrevivió a una lluvia de balas mientras manejaba en 1982 por el sur de Miami-Dade – pero su hijo de 2 años, Johnny Castro, resultó muerto.
“Al principio estaba muy enojada porque se nos escapó el padre”, dijo Ayala a la policía después que lo encarcelaran. “Pero cuando ella se enteró que habíamos matado al hijo por accidente, dijo que estaba contenta, que ellos estaban mano a mano”.
Los investigadores capturaron a Blanco en 1985, en un caso de tráfico de cocaína en Nueva York. Blanco cumplió 13 años bajo custodia federal antes que se le entregara a las autoridades en la Florida.
Ella parecía encaminada al Pabellón de la Muerte en la Florida hasta que Ayala, el testigo estelar del estado, entró en problemas tras las rejas.
Los investigadores descubrieron en 1998 que Ayala estaba involucrado en sesiones de sexo por teléfono con las secretarias de la Fiscalía Estatal de Miami-Dade. La investigación reveló que las secretarias habían intercambiado fotos de Ayala, y habían aceptado dinero y regalos.
Una secretaria reclamó que estaba bajo las órdenes de Vogel, el fiscal de Miami-Dade, para “flirtear” con Ayala y “mantenerlo feliz”. Vogel siempre ha negado esta alegación.
Debido al escándalo, se despidió a tres secretarias, y Michael Band, un veterano fiscal, renunció.
Una de las secretarias demandó posteriormente a la Fiscalía Estatal de Miami-Dade por terminación indebida de su contrato y se le adjudicaron $155,000.
Al debilitarse el caso contra Blanco, fiscales especiales de Orlando lo asumieron. Blanco llegó en 1988 a un arreglo extrajudicial y aceptó un término de prisión de 20 años, de los que sólo cumplió unos siete.
PODRIA ENFRENTAR DEPORTACION
Ahora se trasladará a Ayala desde la Institución Correccional de Santa Rosa, cerca de Pensacola, a una cárcel en Miami-Dade. Su caso está ahora en manos de la jueza de circuito Migna Sánchez-Llorens.
Probablemente se programe una audiencia “probatoria” en los próximos meses. Si es dejado en libertad, Ayala podría ser deportado a Colombia.
Su abogado planea llamar a testigos para que hablen sobre la cooperación de Ayala “que resultó en muchas condenas criminales exitosas”, de acuerdo con una moción presentada la semana pasada en una corte de circuito de Miami-Dade. Eso incluye a la ex fiscal estatal Cynthia Imperato, actualmente una jueza de Circuito de Broward; y a Band, un abogado defensor que dirigía la unidad de crímenes mayores del Fiscal Estatal de Miami-Dade. Ambos trabajaron en el caso Blanco.
Ayala también desea llamar a Al Singleton, un sargento retirado de homicidios de Miami-Dade, y a su ex abogado defensor Hilliard Moldof.
La oficina de la fiscal estatal de Miami-Dade, Katherine Fernández Rundle, aún tiene que decidir si se opone a la medida.
“Con suerte, la Fiscalía Estatal olvidará la tontería con las llamadas telefónicas y las secretarias, y hará lo correcto y le dará crédito por lo que ha hecho”, dijo Lewis.
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