Retrato a la jefa de Pablo Escobar

El periodista José Guarnizo presenta hoy un libro sobre Griselda Blanco, la mujer que inició a El Patrón en el narcotráfico. Implacable, cruel, inhumana, sanguinaria, despiadada y atroz son palabras que no utilizará José Guarnizo para describir a Griselda Blanco, asesinada el pasado 3 de septiembre.

«En estos casos, los muertos y las víctimas hablan por sí solos», explica Guarnizo en el prólogo de La Patrona de Pablo Escobar, un reportaje sobre la Reina de la Cocaína, la Viuda Negra o la Madrina, como se le conocía en la prensa y el mundo del narcotráfico a esta mujer que en los años 70 consolidó, desde Medellín y Miami, un monopolio sobre el naciente negocio del tráfico ilegal de drogas.

«Griselda fue la primera patrona de todos», añade el autor, quien prefiere que este documento sea visto como una fotografía de la ciudad de Medellín de los años setenta.

Publicado por Editorial Planeta, es el primer libro del periodista tolimense, egresado de la Universidad de Antioquia, ganador del prestigioso premio de periodismo Rey de España y exeditor de investigaciones de El Colombiano.

La Patrona de Pablo Escobar, asegura, es un texto que se propuso aclarar algunos de los incontables mitos tejidos alrededor de una vida que supera cualquier ficción.

Cierto es que uno de sus hijos se llama Michael Corleone – como el mítico personaje de El Padrino-, también que intentó secuestrar a John F. Kennedy Jr. y que el proceso de la justicia estadounidense en su contra se cayó después de que uno de sus lugartenientes conquistara a tres de las asistentes de la Fiscalía.

Narra Guarnizo que fue Griselda quien institucionalizó el sicariato en moto en Medellín y que su enfrentamiento con Pablo Escobar era motivo de orgullo para El Patrón.

Otras versiones, tal vez más cercanas al mito, aseguran que Blanco asesinó a sus tres esposos, que en su poder tenía joyas que pertenecieron a Eva Perón y que su oscuro pasado fue producto de una niñez marcada por la prostitución.

«Griselda nunca fue prostituta, como mucha gente ha dicho», aclara Guarnizo. Y es que más allá de la historia judicial de «una mujer peligrosa», como el periodista la define, este es un perfil que a través de testimonios cercanos, como el de su peluquero, se detuvo en la persona y no solo en la patrona, una historia sobre aquella cartagenera criada en Barrio Antioquia que hasta el último día de su vida fue aficionada a las joyas y al salón de belleza.

Griselda, remata el periodista judicial, «nunca dejó de ser Griselda».

Por JUAN DAVID MONTOYA | Publicado el 13 de diciembre de 2012

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