En contraste con la campaña que libra México contra los cárteles del narcotráfico y la prohibición de la música que ensalce a los capos, en el país han sido éxito de venta exclusivas camisetas con la imagen del narco colombiano Pablo Escobar comercializadas por su propio hijo. Sebastián Marroquín, hijo del sanguinario fundador del cártel de Medellín quien adoptó un nuevo nombre tras ser perseguido en 1994 después del asesinato de su padre, defiende su producto como un transmisor de un mensaje moral para que el capo no sea considerado un ejemplo a seguir.
Las camisetas, que cuestan hasta 95 dólares, llevan impreso el rostro y documentos personales de Pablo Escobar como su tarjeta de crédito, su carnet de la universidad, su licencia de conducir y un permiso especial de libre tránsito del Congreso colombiano cuando fue diputado suplente a comienzos de la década de 1980.
La playera con este último permiso trae la frase «Tus privilegios, ¿son acaso fruto de tus engaños?». En tanto que la alusiva a la licencia de conducir señala «Corres bien, pero por el camino equivocado».
Marroquín, cuyo nombre original es Juan Pablo Escobar Henao, afirmó que esta «narcomoda» no pretende enarbolar la imagen de su padre y la propia marca Escobar Henao viene acompañada de la frase «in peace we trust», con la que trata de que los compradores entiendan que la vida de un capo no es la ideal.
«No hacemos apología del narcotráfico (…) No es el producto desde el punto de vista del endiosamiento y glamour que le agregan los medios de comunicación a esta historia. No lo tienen, es para la reflexión», dijo Marroquín a Reuters a través de una videollamada desde Argentina, donde reside.
LA NARCOCULTURA
Lo cierto es que el producto, que aterrizó en México en diciembre del 2011 luego de presentarse con éxito en una feria de Las Vegas, se vende en tiendas ubicadas en las ciudades de Guadalajara, en el occidente, y en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, cuna del cártel del narcotráfico del mismo nombre.
De Sinaloa, con amplias plantaciones de marihuana y amapola, han surgido muchos de los capos históricos del narcotráfico mexicano, incluido Joaquín «el Chapo» Guzmán, uno de los hombres más buscados en México y Estados Unidos.
Guadalajara, la segunda ciudad más poblada del país y cuna del mariachi y el tequila, ha sido refugio para varios capos y sus familias.
Vicente Sánchez, investigador del Colegio de la Frontera Norte, dijo que probablemente quienes compran las camisetas se vinculan a la llamada «narcocultura», que implica música, coches y determinada vestimenta y es muy fuerte en algunas regiones de México.
El Estado no se ha ocupado de contrarrestarla.
«Es más difícil evitar que lleguen las playeras con una cultura así, cosa que sabe perfectamente el vendedor y se aprovecha de este concepto o debilidad», señaló.
Después de pocos meses de que comenzaran a venderse en México, este país se convirtió en el principal mercado para Escobar Henao, después de Estados Unidos y Colombia, dijo Marroquín sin dar detalles sobre el volumen de ventas en México y en los demás países donde se distribuyen las prendas.
«Un mexicano puede comprar hasta 700 dólares en un pedido de camisetas», contó.
Las ventas se realizan vía internet y existen tiendas en Austria, Estados Unidos, Guatemala y México, pero aún no en Colombia, donde Pablo Escobar dejó una estela de fallecidos en su combate a cárteles rivales, a políticos y fuerzas de seguridad que también afectó a víctimas inocentes.
Marroquín, de 39 años, dijo hace unos meses vía Twitter que no han abierto tiendas en Colombia para respetar a las víctimas del narcotráfico en ese país.
«Yo no soy responsable de la cultura del narco que los medios de comunicación también han ayudado a difundir con mucho éxito y con poca responsabilidad social», dijo.
«Mi padre se convirtió o lo convirtieron los medios de comunicación en icono mediático, en un ‘súper héroe’ del narcotráfico», agregó.