El narcotraficante Pablo Escobar, en la prisión de Envigado
Entrevista a Germán Castro Caycedo, autor de un libro sobre la cacería del narcotraficante, éxito de ventas en Colombia
ALEJANDRA DE VENGOECHEADEVENGOECHEAA / ABC.es /Día 29/09/2012
Que Pablo Escobar, el capo del narcotráfico tiroteado en 1993, sigue siendo un personaje de irresistible curiosidad, no cabe la menor duda. Casi veinte años después de su muerte, la telenovela más vista en Colombia en este momento es «El Patrón del Mal», escrita, representada y producida por gente que fue víctima del narcotraficante. Y el libro más vendido es «Operación Pablo Escobar», del periodista y escritor Germán Castro Caycedo.
Castro Caycedo (1940) dividió el libro en dos partes. Durante las 186 primeras páginas está la extensa entrevista que hace doce años le hizo al coronel Hugo Aguilar, el segundo al mando del Bloque de Búsqueda que el Gobierno formó para perseguir a Escobar.
Obsesionado
La entrevista presenta la verdadera historia de la cacería más feroz que haya tenido lugar en Colombia. Y los detalles allí revelados son escalofriantes. El primero. La obsesión de Escobar por las mujeres vírgenes, pobres, vulnerables. Las utilizaba para sus placeres, pero también como señuelo.
«Iban (los sicarios contratados por Escobar) tras cuanta muchacha virgen que estuviera entre los 14 y los 17 años. Es muy sencillo adivinar que los jóvenes las conquistaban, se las llevaban y luego las chicas permanecían cuatro o cinco días con él en su primera aventura sexual (…). Los muchachos se las llevaban mediante todo un proceso de convencimiento que terminaba con el ofrecimiento de sumas de dinero que ellas jamás habían imaginado. Desde luego, pertenecían a clases no muy favorecidas».
Cuando lo delataban y no hacía lo que él pedía, sucedía lo que sigue: «La mañana siguiente apareció muerta una muchacha joven, muy maquillada, liviana de ropas. Otras veinticuatro fueron encontradas la noche siguiente y la otra y la tercera también. Tres noches apareciendo cuerpos de mujeres bellas en diferentes sitios de la ciudad. Ese fue el comienzo, porque la cuenta siguió durante varios días».
Al capo le gustaba matar a cámara lenta: quitaba dedos, los escuartizaba
Sorprende también lo sanguinario que llegó a ser. En este libro Castro Caycedo cuenta cómo a Escobar le gustaba matar a cámara lenta: descuartizaba, quitaba dedos, quemaba a sus víctimas, las hacia sufrir. Era malo en todo el sentido de la palabra. Mató a seiscientos policías. Fueron vilmente torturados.
En la segunda parte del libro de trescientas páginas, el periodista retoma las conversaciones que sostuvo con Escobar a finales de la década de los ochenta. Lo muestra íntimo: «Esa noche supe que Escobar era noctámbulo y que, irremediablemente, sobre las tres de la mañana se fumaba un varillo de marihuana. Que amaba los chorros de agua cerca de la casa y que su pasión, entre otras cosas, eran los árboles».
También derriba mitos. Por ejemplo, en la entrada de la Hacienda Nápoles, su sede del hampa hoy convertida en parque de diversiones, hay una avioneta blanca y azul. Siempre se pensó que en ella Escobar había transportado su primer cargamento de coca a Estados Unidos. En este libro mucha información cambia. «La primera se perdió en el mar», le dijo el capo a Castro. «Esa vioneta es una alegoría».
-¿Por qué Escobar era tan malo?
-Nació malo. Nació bandido.
-¿Conoce a alguien más malo que Pablo Escobar?
-No.
-¿Por qué Escobar sigue siendo tan popular?
-Porque fue un bandido de unas dimensiones que el país apenas comienza a entender leyendo este libro. Y segundo, porque a través del tiempo lo han mitificado. Para mucha gente sigue siendo un ídolo. Su tumba es una de las más visitadas, incluso su hermano Roberto (Escobar) hace el tour turístico de Pablo Escobar en Medellín, como punto de atracción.
Dormía con zapatillas de tenis bien atadas, listo para escapar
-¿Qué pasó con el Bloque de Búsqueda, ese grupo de policías que persiguió al capo durante 4 años y lo mató en 1993?
-Noventa y nueve murieron, uno está lisiado y Aguilar, el jefe, está en la cárcel. Lo acusan de haberse relacionado con los paramilitares de extrema derecha.
-¿No es curioso que el policía que persiguió a Escobar se haya vuelto malo también?
-Junto con el jefe paramilitar Carlos Castaño (fallecido), Aguilar fundó Perseguidos por Pablo Escobar. Castaño se volvió paramilitar porque la guerrilla mató a su padre.
-¿Por qué escribió este libro?
-A Aguilar lo había entrevistado en abril del año 2000. A Escobar lo entrevisté para buscar una metodología con el fin de escribir algo sobre él. En 1999 me fracturé la base del cráneo. Preocupado por perder la memoria, decidí hacer este libro como ejercicio mental. Hace cuatro meses Planeta, la editorial, me propuso publicarlo. Era el momento.
-Usted cuenta en el libro que guardó las balas que Escobar le regaló.
-Las tiré. Cuando lo entrevisté era consciente de que él sabía muchísimo del hampa, del narcotráfico. Guardé todo el material de entonces.
-Y él, Escobar, después lo mandó a matar.
-El que me contó que Escobar me quiso matar fue su propio hijo, Juan Pablo, hoy Sebastián Marroquín. Un sicario le dijo a Escobar que yo lo estaba vendiendo a las autoridades. Ofrecieron por mi cabeza 10.000 dólares de entonces. Luego conocí al ex guerrillero que me iba a matar. Pero eso es otra historia.
-¿Por qué las mujeres son tan maltratadas por los mafiosos?
-Son tan pobres que sólo quieren dinero.
-Las descuartizaban, las drogaban.
-Ese es otro mundo. Es un mundo muy depravado.
-Escobar está muerto y ahora la guerrilla de las FARC maneja el narcotráfico y seguimos en guerra. ¿Para qué sirvió matarlo?
-Sirvió, quizás, para parar parte de la barbaridad, parte de la cultura de la depravación.
-¿Qué no olvida de Escobar?
-Que dormía con las zapatillas de tenis bien amarrados, siempre listo para escapar.