Por: Édgar Artunduaga / www.kienyke.com
El país —y mucho menos el mundo— conocían a Pablo Escobar Gaviria. Fue la revista Semana, de Felipe López, la encargada de “presentarlo”, con los guantes de seda que requería mostrar al que ya se perfilaba como uno de los narcotraficantes más peligrosos de la historia. Felipe (que sin firmar artículos ni columnas, se ha convertido en uno de los más grandes periodistas de Colombia) me contó el episodio, que recuerdo ahora a propósito de los 30 años de la revista.
Un amigo le refirió, como hecho anecdótico tras una gira política, que había descubierto al personaje más fantástico que hubiera visto en la vida. El señor se llamaba Pablo Escobar y vivía en medio de un zoológico, lleno de jirafas y avestruces, hipopótamos, cebras y otros animales no menos difíciles de importar y mantener.
Su finca se llamaba Nápoles, tenía pista de aterrizaje y diez aviones parqueados a su servicio, dos helicópteros, toda una colección de vehículos y motocicletas, juguetes tecnológicos absolutamente exóticos, además de lujos inconcebibles.
Indudablemente era un hecho extravagante. El amigo le confirmó a López Caballero que se trataba del rey de la cocaína en Colombia, que era un político liberal antioqueño, con quien acababa de realizar una gira proselitista. Le ayudó en los contactos respectivos para un reportaje en Semana y la misión periodística se puso en marcha.
“Envié a Fernando Álvarez, un buen reportero. Le repetí la totalidad de la historia. Se fue a Medellín, estuvo dos días y me confirmó la versión referida, con el agregado de que Escobar tenía fama de ser uno de los personajes más peligrosos del país. De tal manera que había que tratar el tema con máximo cuidado”.
La revista Semana resultó publicando, con gran despliegue, un informe con el título “El Robín Hood Paisa”, donde se menciona por primera vez a Escobar y se insinúa en forma no muy sutil que la totalidad de su fortuna provenía de negocios ilegales.
“Me sorprendió —dice Felipe— que en Bogotá el artículo se constituyera en una noticia espectacular, mientras en Antioquia fue considerado como un informe a favor del personaje. Recuerdo que dijimos que Escobar podía tener unos mil millones de dólares, cifra descomunal para la época (1983). Varios medios de comunicación vinieron a investigar sobre Pablo Escobar y su nombre apareció después en publicaciones como Fortune y Forbes”.
Felipe López, preocupado por la respuesta probablemente violenta del narcotraficante, comenta que Escobar asumió con vanidad la publicación, quizá como el registro merecido de su carrera política y “empresarial”. Al director de Semana le llegaron versiones de que Escobar disfrutó del informe que lo presentaba ante el país, incluyendo las fotos con sus carros y animales, y también con algunos personajes de la vida nacional.
Seis años después, Fernando Álvarez, el reportero que hizo la investigación y tomó la primeras fotos, debió salir del país. El también narcotraficante Gilberto Rodríguez Orejuela llamó a Semana para alertar que Escobar Gaviria había ordenado el asesinato del periodista.
Después vino El Espectador que sin sutilezas la emprendió contra Escobar, con los resultados conocidos y profundamente dolorosos. Respetables los dos “tratamientos” informativos, muy valiente don Guillermo Cano, hasta el suicidio. Ingeniosa la crónica sobre el Robín Hood paisa.
Felices 30 años a la revista Semana. Aplauso cerrado para Felipe López.