En un documento lo presentaban como Juan Sebastián Marroquín Santos. En otro, con su verdadero nombre. Un tercero lo presenta solamente como “special guest”.
México, DF. Dijeron que iba a comparecer en el evento organizado esta semana en Los Angeles por Google Ideas – Redes ilegales, fuerzas en oposición – sobre modos de combatir al crimen mediante la tecnología innovativa.
Finalmente lo hizo, como Juan Pablo Escobar Henao, y también con su seudónimo de Sebastián Marroquín y con el título que lo definirá para siempre: el hijo del colombiano Pablo Escobar Gaviria, el tristemente famoso capo de las drogas, quien utilizó el asesinato y la violencia como métodos predilectos de control, y quien fue muerto en 1993 en una confrontación armada con la policía colombiana.
Sólo que en lugar de estar en el estrado, junto con otros participantes de una sesión donde se presentaron víctimas de las redes ilícitas, donde podía haber sido abordado por miembros de la prensa, Escobar hijo lo hizo desde una oficina que llevaba el logo de Google.
“He pasado una vida muy difícil por la ilegalidad por haber nacido y sentirse perseguido por ser un familiar y mi padre acusado de una violencia a la que mi padre respondía con mucha intensidad. [Yo] trataba de escapar de esa realidad pero era imposible…”, dijo a la audiencia.
Su gigantesca imagen en la pantalla, magnificada por la leyenda en la que se convirtió su padre, dominaba el evento. Su mirada estaba absorta, fija en una pantalla donde podía leer la traducción de lo que se estaba diciendo.
“[Reconozco] que mi padre llevó a cabo una guerra frontal contra el estado colombiano, utilizando métodos terroristas”.
¿Por qué no compareció personalmente? Las publicaciones sobre la fortuna de su padre, dijo Sebastián en entrevistas, especialmente su aparición en la lista de Forbes de las personas más ricas del mundo – estuvo en esa lista cinco veces, entre 1987 y 1993 – habían llevado en el pasado a “cuando menos de una decena de intentos” de secuestro en su contra. Quizás por eso.
“A Forbes agradecemos los secuestros extorsivos que sufrieron varios de nuestros familiares, y yo me salvé cuando menos de una decena de intentos, todo “gracias” a la “noticia” de que mi padre “tenía” 3 mil millones. Si hubiese contado con semejante cifra, habría destruido a Colombia toda”, escribió en ese entonces Escobar hijo en un email enviado a Univisión Noticias en 2011, que fue luego reproducido por Forbes.
Tanto Forbes como competencia, la publicación Fortune mencionaron en su momento a Pablo Escobar como una de las 10 personas más ricas del mundo. Su fortuna costó la vida de “tres candidatos presidenciales, un fiscal general, un ministro de Justicia, más de 200 jueces, docenas de periodistas y más de mil agentes de policía”.
Durante el foro, le preguntaron a Escobar hijo sobre los momentos de mayores miedos que pasó como niño.
“Los momentos que tuve más miedo fue cuando comprendí que las autoridades usaban los métodos violentos de mi padre para combatirlo”, dijo diplomáticamente. “Lo más terrorífico de esta situación es cuando el estado entra en esta vorágine de violencia y ya no se sabe de dónde viene el peligro”.
El joven Escobar mencionó en la misma respuesta a “uno de los hijos de Carlos Galán”. Luis Carlos Galán Sarmiento fue líder fundador del Nuevo partido Liberal colombiano y su promisorio candidato presidencial cuando fue asesinado por ordenes de Pablo Escobar Gaviria en agosto de 1989. Años después, Sebastián pidió perdón en una carta a los hijos del dirigente asesinado, lo que fue evidenciado en 2009 en el documental de Nicolás Entel, “Los pecados de mi padre”.
Sebastián, como lo llamaron durante la conferencia, hoy de profesión arquitecto y quien tenía 16 años a la muerte de su padre, compareció en el evento junto con Jessie Nicole, activista por los derechos de las trabajadores del sexo y quien contó cómo decidió inicialmente incursionar en la prostitución para financiar sus gastos de alquiler y comida durante sus estudios universitarios; con Rani Hong, quien a los siete años fue entregada como esclava en su nativa India y hoy dirige junto con su esposo una organización contra la esclavitud y explotación de menores; Deependra Giri, de Nepal, que pasó dos años en Doha, Qatar, en un contrato engañoso que lo obligaba a trabajar por un salario menor al prometido, mientras debía entregar su pasaporte a sus empleadores; y Kimmie Weeks de Liberia, quien presenció a los 10 años, en un campo de refugiados liberianos, a niños soldados de su misma edad que armados de fusiles ametralladoras AK-47 sembraban la muerte a su derredor, y hoy es un reconocido activista por los derechos de los niños.
Moderó el evento la activista Pardis Mahdavi por parte de Google.
Pese a la incongruencia de compartir con víctimas de sistemas similares a los que controlaba su difunto padre, Sebastián compareció como una víctima más.
– Sebastián, tú podrías haber seguido en las huellas de tu padre – inquirió la moderadora – ¿qué te motivó a salir de eso, cómo saliste de eso?
– Hubiese sido más sencillo para mí seguir los pasos de mi padre pero realmente la muerte de él, tanta violencia que vi, me ayudaron a tomar la decisión de rectificar el camino.
“Yo supe cómo empezaba y cómo terminaba, y no tenía sentido arriesgarme a repetir la historia. En algún punto los enemigos de mi padre me buscaban… el problema es que los países no nos daban ningún refugio y implicaba que nos quedábamos en Colombia, lo que significaba peligro a la seguridad”.
El hijo del famoso criminal emigró a la Argentina en 1994 con su madre y su hermana y ha vuelto a Colombia a partir de diciembre de 2009. En 2010 Escobar hijo afirmó que “lo único que heredé de mi padre fue un reloj”.
“Demasiado a menudo” – explican su propósito los organizadores del evento de Google Ideas, conjuntamente con el Consejo de Relaciones Exteriores y el festival Tribeca, “las redes ilegales, desde narcotraficantes y comerciantes de armas hasta traficantes de seres humanos y de órganos, son vistos solamente en los silos centros de aquellos que los estudian. Esta reunión cumbre trata de romper esos silos juntando una amplia gama de participantes para sugerir vías por las que la tecnología puede ser usada para exponer e irrumpir en esas redes como un total, y para poner en práctica algunas de esas ideas”.
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Fuente: The Huffington Post 19 julio 2012
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