Perfil de Osama bin Laden, el islamista radical que mantuvo una guerra personal con Estados Unidos.
En septiembre de 1998, en estricta aplicación de la ley del Talión, y en una medida muy controvertida por su sospechosa oportunidad ante el caso de Monica Lewinsky, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, decidió cobrar ojo por ojo y diente por diente por los atentados sucedidos en las embajadas estadounidenses de Nairobi (Kenya) y Dares Salaam (Tanzania).
El blanco fue la organización de Osama Bin Laden, en aquel tiempo un misterioso multimillonario saudí que está empeñado en una guerra personal contra el país más poderoso del mundo. Aunque los norteamericanos insistieron en que Bin Laden no era el objetivo de la operación, lo cierto es que el dirigente sobrevivió al ataque contra su base en Afganistán y eso hizo temer a los especialistas una fuerte retaliación del dirigente fundamentalista, algo que terminaría por hacerse realidad el 11 de septiembre de 2001.
Domingo 1 Mayo 2011
Osama Bin Muhammad Bin Awad Bin Laden fue uno de los 20 hijos que tuvo Mohamed Bin Laden, un hombre que se hizo multimillonario bajo la mirada del rey Abdel Aziz, fundador de la dinastía de la familia Saud en Arabia. Mohamed pasó de ser su cargaladrillos privado a responsable de la construcción del 80 por ciento de las obras de infraestructura cuando el petróleo convirtió a Arabia Saudita en un país inmensamente rico.
Para cuando Osama nació, en 1957, su padre era el plebeyo más rico de Arabia Saudita y a la muerte de éste, al estrellarse su jet privado en 1970, recibió como sus otros 20 hijos entre 200 y 400 millones de dólares. Pero entonces no era más que un niño rico. Fue cuando estudiaba administración de negocios en El Cairo que el joven Osama adquirió su fanatismo de la mano de la Hermandad Islámica, un grupo egipcio que proclama la creación de una sociedad musulmana que rechace la influencia occidental.
Alianza con la CIA
En 1979, cuando se produjo la invasión de Afganistán por tropas rusas, Bin Laden se unió a la lucha contra los invasores. Llevó consigo un equipo de trabajadores y pasó la mayor parte de la guerra levantando refugios para los combatientes y construyendo carreteras para sus aliados los muhajeidines. La coincidencia de objetivos hizo de Bin Laden un aliado circunstancial de Estados Unidos, donde gozaba de gran aprecio por su capacidad para financiar el viaje a Afganistán de combatientes islámicos en apoyo de los locales y de su compromiso por cuidar de las viudas y huérfanos.
En esos extraños momentos Bin Laden y la CIA eran aliados en su esfuerzo antisoviético. Su familia, muy conservadora, también lo apoyaba en esa guerra anticomunista. Pero cuando los soldados del Kremlin evacuaron Afganistán y Bin Laden regresó a Arabia Saudita, tanto él como sus seguidores habían adquirido varias conciencias: la de un islamismo militante, la de que la victoria no era imposible y la de que Occidente era el nuevo enemigo.
En busca de nuevos aliados Bin Laden se trasladó a Sudán, donde creó una estrecha alianza con el dictador fundamentalista Hassan Turabi, quien se considera el ‘Gran Visir del Islam’ y que ya libraba su cruenta guerra contra los cristianos y animistas en el sur del país.
Desde allí, Bin Laden se convirtió en un terrorista internacional y en un renegado de su familia y su nacionalidad (le fue retirado el pasaporte saudí en 1994). Pero en 1996, por presión de Washington, Bin Laden tuvo que viajar a Afganistán, donde se instaló en un refugio espartano pero repleto de la tecnología necesaria para controlar su imperio económico y sus operaciones mundiales.
La ira
Según The New York Times, la ira de Bin Laden contra Estados Unidos nació en 1991 con la presencia de tropas norteamericanas en la tierra santa de los musulmanes. La consideraba una ocupación militar y por eso juró venganza contra lo que llamó la violación de La Meca y Medina por modernos ‘cruzados’. En últimas, su objetivo era la guerra santa mundial sin fronteras para eliminar la influencia occidental en el mundo árabe y derrocar en éste a los «corruptos faraones».
Para ello disponía de una enorme fortuna distribuida en empresas e inversiones legales que le servían de pantalla a sus operaciones terroristas. Desde 1983 Bin Laden canalizó decenas de millones de dólares a la Jihad (Guerra santa) Islámica y a organizaciones terroristas y grupos políticos extremistas de Egipto, Argelia, Yemen, Sudán, Líbano y Filipinas y a movimientos islámicos en Bosnia, Cachemira, Tajikistán, Chechenia y Somalia.
Según el diario londinense Sunday Times, la suya era la primera organización transnacional del terrorismo, a la cual acudían las demás en procura de apoyo financiero o logístico. Y lo más preocupante es que se sospecha que tenía tratos con el bajo mundo exsoviético para conseguir la ‘bomba atómica islámica’, un aparato de maletín que es la pesadilla de los servicios de inteligencia israelíes.
El gobierno norteamericano había señalado desde muy temprano a Bin Laden como el principal sospechoso de haber orquestado los atentados contra sus embajadas, entre otras cosas porque el propio Bin Laden aceptó en una entrevista en 1997 haber perpetrado en su país al menos tres atentados en 1995, que mataron un total de 24 norteamericanos, al tiempo que se quejó de que «sus autoridades no entendieron el mensaje».
Las torres gemelas
Pero lo que nadie jamás se esperó fueron los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, cuando el mundo entero se paralizó ante las pantallas de televisión que mostraban cómo las Torres Gemelas se reducían a escombros y el Pentágono sufría serios daños. Ese día la comunidad internacional comprobó que no hay lugar vedado para el terrorismo y que por el contrario, sus alcances, además de ambiciosos son posibles.
La mañana de ese martes transcurría con mucha tranquilidad. Pasadas las 9:00 a.m. el pánico y la angustia se apoderaron de los neoyorkinos. Dos aviones con los tanques llenos de combustible, secuestrados por terroristas islamistas, impactaron el símbolo de la economía estadounidense y el principal centro de negocios de Norteamérica: el World Trade Center.
La tranquilidad, al igual que las torres gemelas, se pulverizaron. El mundo no daba crédito de que el país del Tío Sam fuera sorprendido por una acción premeditada y muy bien programada por parte de agentes perturbadores del orden. Un total de 2.749 personas murieron en los atentados. En el World Trade Center trabajaban ciudadanos de varias nacionalidades. El luto se expandió a varios rincones del planeta.
En el momento del ataque terrorista el presidente George Walker Bush se encontraba en un colegio de primaria de Sarasota, una ciudad del estado de Florida, en Estados Unidos. Mientras el mandatario fue informado sobre los atentados por su jefe de gabinete Andrew Card, Bush leía un cuento infantil a los jóvenes estudiantes.
Las pistas que condujeron a responsabilizar a la organización que dirigía el misterioso Bin Laden fueron varias. El senador Orrin G. Hatch, de Utah, dijo que luego de una reunión con agentes del FBI supo que dos personas allegadas al Al-Qaeda dijeron en una conversación que fue interceptada que “le habían dado a dos blancos”. Luego los agentes de inteligencia dijeron que esto no constituía una prueba definitiva.
Los medios de Estados Unidos e Inglaterra también mencionaron otros indicios: un manual de instrucciones de vuelo en árabe que encontraron en un carro abandonado en el aeropuerto de Logan, en Boston; una maleta que dejó abandonada uno de dos pasajeros hermanos que viajaron con pasaportes de los Emiratos Árabes a Boston y en la que encontraron un Corán, un manual de instrucciones de vuelo y una calculadora que computa el combustible de un avión, y un estudiante del Medio Oriente de una escuela de pilotos en Daytona Beach, Florida, que está desaparecido.
Otra señal fue la reacción misma de Osama Bin Laden, que había informado de los hechos a la televisión de Islamabad, capital de Pakistán. Negó ser el autor de la masacre pero felicitó a los responsables. No obstante, quizá lo que más puso a Bin Laden de primero en la lista de sospechosos fueron sus antecedentes. Las autoridades consideraron que sólo el grupo que comandó, Al-Qaeda (La Base), bien financiado, sofisticado, con efectivas redes de inteligencia y estructura habría coordinado estos ataques.
Osama pasó así a figurar en la lista del FBI de los 10 hombres más buscados del mundo y se llegó a ofrecer por su cabeza cinco millones de dólares.
La huida
Tras caer en manos de tropas estadounidenses, el 9 de noviembre, la localidad de Mazar i Sharif, huyó con unos 200 leales y se refugió en las montañas fronterizas entre Afganistán y Pakistán. Desde entonces se desconoce su paradero.
En diciembre de 2001, EE.UU. divulgó un nuevo vídeo en que se congratulaba por los ataques del 11-S. En el primer aniversario del 11-S, nombró en un mensaje sonoro a los 19 perpetradores y alabó su acción, en una aparente reivindicación de esos atentados.
En octubre de 2003, en una nueva grabación, amenazó con atacar los países que participasen en la ocupación de Irak, entre ellos España. En abril de 2004, en una cinta magnetofónica, reivindicó implícitamente los atentados del 11-S y del 11-M en Madrid: «es vuestra propia mercancía, que os ha sido devuelta».
En octubre siguiente, irrumpió en la campaña electoral de EE.UU. con un vídeo (el último con imágenes suyas), en el que lee una carta al pueblo norteamericano. Por primera vez explica las causas y las consecuencias del 11-S: «fue ideado en 1982, cuando EE.UU. permitió a Israel invadir el Líbano». También advirtió a los estadounidenses de que eran conducidos «de forma errónea» por el presidente Bush.
Dos meses después, afirmó en una grabación sonora que el jordano Abu Mosab al Zarqaui era el líder de Al Qaeda en Irak, e instó a los iraquíes a boicotear las elecciones de enero 2005.
En enero de 2006, ofreció, en un mensaje sonoro «al pueblo americano», una tregua a largo plazo, mientras amenazaba con más ataques en territorio estadounidense. Sobre el conflicto de Darfur (Sudán), pidió, en un mensaje sonoro en abril siguiente, que los «muyahidin» se preparasen para una «larga guerra contra los cruzados» y acusó a EE.UU. de pretender «robar el petróleo sudanés».
En mayo 2006, aseguró en una cinta sonora en internet, que el francés Zacarias Moussaui no tenía nada que ver con el 11-S. Dijo que él mismo había encargado «a los 19 hermanos» los atentados terroristas en Nueva York y Washington, y que «Mousaui no fue uno de ellos».
En otra cinta sonora, de junio de 2006, lamenta la muerte de Al Zarqaui, al que llamó «león de la yihad».
En septiembre de 2007, en el sexto aniversario del 11-S, Bin Laden emitió un vídeo de 30 minutos en que aparece con su habitual chilaba y turbante pero, a diferencia de los anteriores, tiene la barba completamente negra. Son las últimas imágenes filmadas del líder de Al Qaeda.
Desde entonces, ha emitido una docena de mensajes, la mayoría sonoros y algunos montajes de vídeo sobre fotos fijas, en internet o en «Al Yazira». En algunos, se refiere a acontecimientos políticos recientes.
En noviembre de 2007, instó a los europeos a concluir su participación en Afganistán y reafirmó su responsabilidad en los atentados del 11-S.
En el quinto aniversario de la invasión de Irak, en marzo 2008, amenazó a Europa por su actitud ante las «caricaturas insultantes» de Mahoma y arremetió contra el Papa Benedicto XVI. La situación en la Franja de Gaza fue el tema principal de sus mensajes en 2008, en el 60 aniversario de la creación de Israel, y en 2009, cuando calificó de «holocausto» el ataque israelí contra Gaza de diciembre anterior.
El 3 de junio de 2009, acusó al presidente Barack Obama de sembrar «nuevas semillas de odio y de venganza» siguiendo «el camino de su predecesor».
En su último mensaje, el 21 de enero de este año, el líder de la red terrorista Al Qaeda amenazó, en una grabación de audio emitida por la televisión catarí Al Yazira, con matar a los rehenes franceses que sean secuestrados por su grupo, si los soldados de este país no se retiran de Afganistán.
«Nuestro mensaje a vosotros ayer y hoy es el mismo, y es que la liberación de vuestros rehenes de las manos de nuestros hermanos está condicionada a la salida de vuestros soldados de nuestro país», advirtió el líder saudí de origen yemení en la grabación emitida por la cadena y cuya autenticidad no pudo ser verificada.
Se cree que Osama Bin Laden tenía cuatro esposas y diecinueve hijos. En noviembre de 2008, su hijo Omar Osama solicitó asilo político en España, pero su solicitud fue rechazada.
Con EFE