Los Priscos criminales al servicio del cartel de Medellín
Los Priscos fue un grupo de criminales al servicio del cartel de Medellín que tuvo participación en el conflicto armado en Colombia en la década de 1980 y comienzos de la década de 1990.
Ha sido sindicado de participar en varios de los magnicidios perpetrados en Colombia. En su momento de apogeo la organización reclutó a más de 300 hombres para la ejecución de secuestros, atentados terroristas y asesinatos.
El grupo tomó su nombre de sus organizadores, cuatro hermanos de la familia Prisco: Armando Alberto, Eneas, José Rodolfo y David Ricardo. El quinto hermano, Conrado Antonio, no estaba dedicado a actividades delictivas, pues era un médico que ejercía su profesión. En Colombia, Prisco es un apellido poco común.
Los Priscos estuvieron implicados en todo asesinato y atentado importante que el jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, ordenó entre 1984 y 1990. Los hermanos fueron vinculados a los asesinatos del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, del director de El Espectador, Guillermo Cano Isaza; del magistrado Hernando Baquero Borda; del juez Primero Superior, Tulio Manuel Castro Gil; del procurador Carlos Mauro Hoyos, del gobernador de Antioquia, Antonio Roldán Betancur; del coronel Valdemar Franklin Quintero, el coronel Jaime Ramírez, el del jefe de la sección de tránsito de Medellín, Mauro Alfredo Benjumea, de los magistrados del Tribunal de esa misma ciudad, Álvaro Medina Ochoa y Gustavo Zuluaga Serna, y de un atentado contra el representante a la Cámara Alberto Villamizar, entre otros crímenes.
Esta agrupación delictiva fue desmantelada el 22 de enero de 1991, cuando David Ricardo Prisco, jefe de la organización, murió el mismo día que su hermano Armando, en dos operativos separados adelantados por la Policía Nacional de Colombia en Medellín y Rionegro respectivamente. Eran los dos hermanos delincuentes que quedaban con vida.
En 1980 Ricardo Prisco, alias Chino o Richard, fue capturado en Pereira por la Policía Nacional de Colombia y puesto a órdenes de un juez que lo procesó por hurto de vehículos. Tras recuperar su libertad, fue reclutado en el Cartel de Medellín por orden expresa de Pablo Escobar.[6] Posteriormente, Prisco se ligó a Escobar y le brindó su incondicionalidad: «Con usted hasta la muerte», solía escribir en los mensajes que le dirigía.
Su hermano Armando Prisco fue capturado en junio de 1982 y puesto a disposición de un Juzgado de Medellín. Estuvo dos años preso en cárcel de Bellavista de Medellín acusado de participar en un ataque contra un agente de la Policía, ocurrido en la comuna de Aranjuez (Medellín).
El 5 de febrero de 1983, nuevamente Ricardo fue capturado por las autoridades, esta vez por el delito de homicidio. Tras ser puesto en libertad, fue detenido de nuevo el 11 de agosto de 1984, pero fue dejado en libertad poco tiempo después.
Ricardo Prisco gozaba de popularidad entre algunos vecinos de Aranjuez. La simpatía se debía en parte a que asaltaba almacenes y vendía los productos a menor precio a los habitantes de su barrio, también porque tenía una cuenta abierta en un supermercado de Aranjuez para brindar suministros a familias pobres, y porque ayudaba económicamente a estudiantes de escasos recursos.
Con el dinero recibido por sus primeros crímenes, los hermanos ordenaron levantar una estatua de la virgen del Carmen en su casa del barrio Aranjuez.[6] Algunos conocidos aseguraron que antes de cometer un crimen, los Prisco se encomendaban a la Vírgen y le encendían cirios.
1984 – 1987
Los Priscos comenzó a surgir como organización tras el asesinato Rodrigo Lara Bonilla, ministro de Justicia, en abril de 1984.[10] El 23 de julio del año siguiente, Los Priscos asesinaron en Bogotá al juez Tulio Manuel Castro Gil, quien había dictado auto de detención contra el jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, por la muerte del ministro Lara.
Pero solo fue en noviembre de 1986 que por primera vez, los medios de comunicación revelaron la existencia de Los priscos, a raíz de las investigaciones sobre el asesinato del magistrado Hernando Baquero Borda. La organización del crimen había partido de Medellín, los sicarios habían salido de esa ciudad y la operación había sido comandada por David Ricardo Prisco.
En medio de la escalada de violencia del grupo, ese mismo año fue asesinado Eneas Prisco, alias «El Negro», en la comuna Manrique (Medellín).
Baquero había sobrevivido a la toma del Palacio de Justicia por parte del grupo guerrillero M-19 el 6 de noviembre de 1985. Sin embargo, ocho meses después de estos hechos, el 31 de julio de 1986, Baquero Borda fue asesinado en respuesta a su intención de mantener el tratado de extradición en la Corte Suprema de Justicia de Colombia.
Cuando Baquero se dirigía en automóvil a la Corte Suprema, varios sicarios que lo esperaban en la intersección de la calle 127 con transversal 55, lo atacaron con disparos de ametralladora y pistola. El magistrado, quien iba sentado al lado de su esposa en la parte trasera del vehículo, logró salir por la puerta izquierda, pero según algunos testigos fue rematado en el suelo. En el hecho murieron otras dos personas, un transeúnte de 17 años y un escolta, mientras que la esposa del magistrado recibió varios impactos en el hombro derecho y en una mano. También quedaron heridos un policía y el chofer del magistrado.
Según investigaciones hechas por el Departamento Administrativo de Seguridad (D.A.S), que en esa época era el principal centro de inteligencia estatal de Colombia, los autores materiales del asesinato del director de el periódico El Espectador Guillermo Cano Isaza fueron Los Priscos.[12] Los hechos tuvieron lugar en Bogotá el 17 de diciembre de 1986.
En diciembre de 1987, días antes del primer aniversario del asesinato de Cano, el juez a cargo procesó a Pablo Enrique Zamora, alias El Rolo, María Ofelia Saldarriaga y a otros miembros de Los Priscos.
Entre marzo y agosto de 1988, la jueza Consuelo Sánchez Durán, reconstruyó el caso contra los asesinos de Cano. Al señalar a Los Priscos como al grupo más importante de ejecutores, concluyó que también eran responsables del asesinato en 1984 del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, y de la muerte en 1986 del director de la Policía Antinarcóticos, Jaime Ramírez.[3] Ello no impidió que el 29 de marzo de 1989, Los Priscos asesinaron en Bogotá al abogado y periodista Héctor Giraldo Gálvez, apoderado de la parte civil en la investigación por el asesinato de Cano.
Guerra intestina
Camioneta Subaru similar a la conducida por Cano en el momento de su muerte.
En los seis meses que siguieron al asesinato de Guillermo Cano, Los Priscos realizaron una serie de «ajustes de cuentas» al interior de la organización, lo que condujo a la ejecución de varios de sus miembros. Fue asesinado el principal sospechoso de haber disparado contra Cano, y otros integrantes del grupo criminal. La guerra intestina se desató a comienzos de 1987 en Medellín, sus alrededores y en el Valle del Cauca.
El fracaso de un plan inicial para asesinar a Cano al mediodía, obligó a que en el atentado final perpetrado en la noche, actuara otro pistolero a bordo de otra moto. Luis Eduardo Osorio, alias «La Guagua», quien había sido elegido inialmente para asesinar a Cano, dejó la misión a cargo de Álvaro García, alias «El Zarco».
Así, a las diecinueve y quince horas, cuando la camioneta Subaru de Guillermo Cano hacía un giro frente a la sede de el periódico El Espectador para dirigirse hacia el norte de la ciudad, apareció García a bordo de la parrilla de una motocicleta, con el rostro escondido tras una bufanda. Rápidamente, el criminal descendió de su vehículo y decargó una ráfaga de metralleta sobre Cano.
Luego García subió nuevamente a la parilla y huyó junto al conductor de motocicleta en dirección al norte de la ciudad por la avenida Carrera 68.
Días antes del asesinato de Cano, estuvieron rondando cerca de la sede de El Espectador, dos hombres con mochilas en las que presumiblemente llevaban armas. Uno de ellos era Castor Emilio Montoya, alias «Quimilio», quien también había tenido participación en la muerte del magistrado Hernando Baquero Borda y que actuaba como intermediario entre los sicarios y los hermanos Prisco. El otro era Edison Harvey Gil, alias «Moquis», quien condujo la motocicleta que transportaba a «La Guagua» en el atentado fallido.
En el momento del atentado, García cometió un error que condujo a los investigadores a identificarlo como autor material del crimen: tras disparar la metralleta y cuando volvía a la motocicleta, la bufanda se le cayó, por lo que varios testigos lograron verle el rostro.
Como consecuencia, el retrato robot que de él realizaron las autoridades, fue reconocido por consenso por quienes presenciaron el crimen.
Los autores de la muerte de Cano regresaron a Medellín, y pocos días después comenzaron a manifestarse discrepancias entre García y Osorio con los hermanos Prisco. La disputa surgió por el supuesto incumplimiento en el pago total de la suma de dinero acordada: cerca de tres y medio millones de pesos colombianos de la época para cada uno de los sicarios.
Parte de la pelea se debisurgió a la pretensión de Osorio de cobrar como si hubiera sido él quien cometió el asesinato. Los hermanos Prisco consideraron que no debían pagarle lo pactado porque quien había disparado era García.
El enfrentamiento produjo diversos atentados contra la vida de Osorio, quien logró defenderse en varias ocasiones, incluso asesinando a integrantes de la banda de sus antiguos jefes que le habían atacado. El último atentado al que logró sobrevivir fue en la cárcel de mujeres de Medellín, a donde había ido a visitar a su esposa que se encontraba detenida.
Posteriormente para celebrar la liberación de su esposa, Osorio se fue a un lujoso hotel de San Jerónimo (Antioquia), donde posteriormente un grupo de veinte hombre de Los Priscos atacaron a «La Guagua», quien intentó escapar saltado una barrera. Finalmente fue alcanzado y murió a causa de los cuarenta disparos que recibió.
Diez días después, el 18 de febrero de 1987, García recibió una llamada de alguien que decía haberse separado también de «Los Priscos», y que le proponía un negocio. García viajó a Cali para atender el supuesto negocio, pero las investigaciones indican que le fue tendida una trampa, y de el no se volvió a tener noticias hasta cuando esa misma semana encontraron su cadáver en Palmira (Valle).
Como consecuencia de esta guerra de pistoleros, también fue asesinado Gil al igual que el conductor de la moto de «El Zarco».
En la investigación posterior, los detectives encontraron una cuenta bancaria a nombre de María Ofelia Saldarriaga, madre de El Zarco, abierta con tres millones de pesos colombianos y un cheque que ella había girado a nombre de Osorio. Estos documentos y las indagatorias permitieron a los investigadores enlazar las pistas dejadas por los autores de la muerte de Cano y llegar a la conclusión que los organizadores del crimen fueron Los Priscos.
Muerte de José Rodolfo Prisco
José Rodolfo Prisco murió a los 32 años de edad en un enfrentamiento armado contra miembros del Departamento Administrativo de Seguridad (D.A.S) en Bogotá en julio de 1987. De esta manera, las autoridades frustraron dos atentados que Los Priscos planificaban en Bogotá. Uno iba dirigido presuntamente contra el juez que investigaba el asesinato de Guillermo Cano Isaza, y el otro contra una persona cuya identidad no fue revelada por las autoridades.
Junto a Prisco cayeron tres de sus cómplices. Los delincuentes habían llegado a la ciudad a las diesiciete y treinta horas de ese mismo día, y se habían hospedado bajo identificaciones falsas en el Hotel Plaza en el norte de la ciudad. Los asesinos habían elaborado un plano con el lugar donde debían atentar contra un ganadero cuyas actividades eran investigadas por las autoridades.
Los criminales cayeron a las veintidós y treinta horas aproximandamente, en la calle 127 frente al lugar donde en 1984 había sido baleado el ministro Rodrigo Lara Bonilla. Los cuatro delincuentes viajaban a bordo de un Vehículo Mazda alquilado cuando fueron requeridos por las autoridades para verificar sus identificaciones. En ese momento los criminales dispararon armas de fuego contra los oficiales y perecieron cuando estos repelieron el ataque.
El camión en que eran transportados los cadáveres al Instituto Nacional de Medicina Legal, fue interceptado en dos ocasiones por un vehículo todoterreno que aparentemente pretendía recuperar los cuerpos.
En su momento la Policía estimó que la muerte de José Rodolfo Prisco constituía un golpe fatal para la organización, ya que éste era considerado la eminencia gris de Los Priscos. «Era el que planeaba los golpes, el que decía qué armas llevar, cómo hacer los seguimientos de las víctimas, por dónde huir».[2] Por su parte, el D.A.S calculó que Los Priscos contaban entre 60 y 100 integrantes.
1988 – 1991
Asesinato de Carlos Mauro Hoyos
Artículo principal: Muerte de Carlos Mauro Hoyos
Carlos Mauro Hoyos, Procurador General de la Nación fue asesinado por el cartel de Medellín el 25 de enero de 1988. Sobre este caso hay relativamente poca información.[19] Sin embargo, Los Priscos fueron vinculados a este crimen por las autoridades.
Caso Roldán Betancur
Este crimen ocurrido el 4 de julio de 1989, cuando un carro bomba explotó en el momento en que el vehículo del gobernador de Antioquia, Antonio Roldán Betancur, circulaba por una de las principales vías de Medellín.
Según informes de tres declarantes el magnicidio se cometió por una equivocación de los sicarios encargados de eliminar al director de la Policía de Antioquia, Valdemar Franklin Quintero, quien era en realidad el objetivo del atentado y quien cayó asesinado semanas después.
Los asesinos prepararon un carro bomba en la avenida Pichincha en un lugar adyacente al estadio Atanasio Girardot. A esa misma hora Roldán salió de su casa rumbo a su oficina un Mercedes-Benz escoltado por una camioneta y dos motos de la Policía.
Casualmente, la caravana de Quintero era idéntica. El director de la Policía optó por una ruta diferente a las que había empleado en días pasados. Cuando los asesinos vieron el convoy e hicieron explotar el artefacto pensando que se trataba de Quintero.
El atentado costó la vida del gobernador. Sin embargo el cartel de Medellín negó en varias oportunidades ser el responsable de la muerte de Roldán, considerando que la organización nunca ordenó ese crimen.
Fuera de la información entregada por testigos, no existen pruebas que demuestren que el cartel ordenó el crimen, incluso si fue por error. Sin embargo, Los Priscos fueron vinculados a este crimen por las autoridades.
Atentado frustrado contra Luis Carlos Galán
En 1989, tras varias reuniones secretas entre Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha «El Mexicano» el Cartel de Medellín decidió y planeó el asesinato del líder político Luis Carlos Galán.
En ese periodo, Escobar se encontraba escondido en una finca en el Magdalena Medio, cerca a Puerto Boyacá. Una vez tomada la decisión de asesinar a Galán, Escobar ordenó a Jhon Jairo Velásquez, alias «Popeye» ubicara a Ricardo Prisco y lo llevara a la finca.
En el escondite Escobar le entregó a Prisco una cédula de ciudadanía con el nombre de Pacho Herrera, un enemigo miembro del Cartel de Cali, para que a su nombre comprara un vehículo que se utilizarían en el atentado para asesinar a Galán. Con ello, Escobar buscaba implicar a la gente del Cartel de Cali para tratar de enfrentarlos con las autoridades.
Días después, el 5 de agosto de ese año, Los Priscos procedieron a colocar un Cohete en un lote baldío apuntando a la Universidad de Medellín donde sabían que iría Galán a dictar una conferencia custodiado del coronel Quintero.
Sin embargo, una vecina alerto a las autoridades sobre la presencia de gente extraña y todos los atacantes alcanzaron a huir, excepto uno que al ver acercarse a los policías, simuló estar orinando.
Cuando los policías le preguntaron si era miembro de la banda, el hombre afirmó que él era un indigente, y que había visto a unos hombres tirar unas armas antes de escarse corriendo. La Policía lo retuvó algunos minutos y luego le dejaron irse.
Tiempo después, ese mismo hombre entró en un ducto de aguas residuales e instaló una bomba en el Comando Central de la Policía de Antioquia.
El intento fallido de asesinar a Galán, hizo que Rodríguez Gacha organizara un nuevo atentado, que finalmente cobro la vida del líder político el 18 de agosto siguiente en Soacha.
Originalmente publicado enjunio 12, 2020 @ 2:06 pm