Hugo Aguilar y la historia de la persecución de Pablo Escobar

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El coronel (r) reabre el debate sobre la forma como se produjo el final del jefe del Cartel de Medellín.
Por: Redacción Judicial / EL ESPECTADOR

El coronel retirado Hugo Aguilar, hoy condenado por la parapolítica.
El próximo 2 de diciembre se cumplen 20 años de la muerte del capo de capos Pablo Escobar Gaviria en un operativo del Bloque de Búsqueda de la Policía. En diversos frentes de investigación periodística se preparan trabajos para contextualizar este momento, que marcó una época en la historia contemporánea de Colombia. Este domingo, en la primera emisión del programa periodístico del Canal Caracol Los Informantes, el coronel (r) Hugo Aguilar aportó inéditas revelaciones de la forma como se produjo el final del jefe del Cartel de Medellín.
En el mismo patio de la cárcel de La Picota donde están recluidos los dirigentes presos por el escándalo de la parapolítica, el coronel (r) Hugo Aguilar, condenado a nueve años de prisión por vínculos con los grupos paramilitares, recordó paso a paso cómo fue la operación para abatir a Pablo Escobar en 1993, y de qué manera él mismo fue quien lo dio de baja. El exoficial contó que Escobar lo llamaba para tratar de sobornarlo o amenazarlo y de qué manera surgió la idea de crear el grupo de los Perseguidos por Pablo Escobar (Pepes).
Aguilar recordó sus inicios en la Policía haciendo inteligencia contra los gestores de la llamada bonanza marimbera, en los años setenta, y precisó que al tiempo que se daba en Colombia esta expresión de narcotráfico, comenzaba también la corrupción en la Fuerza Pública. Esta circunstancia le hizo mucho daño al país, recalcó el exoficial, quien admitió que la mafia siempre penetró a la autoridad. En 1989, cuando entró a colaborar en la lucha contra el narcotráfico en Medellín, ya era alto el nivel de infiltración del narcotráfico.
No obstante, también fue determinante la colaboración de los informantes. El coronel (r) Hugo Aguilar recordó que el primer éxito en la lucha contra los carteles de la droga, la muerte de Gonzalo Rodríguez Gacha en diciembre de 1989, fue posible gracias a la colaboración de alias El Navegante, quien trabajaba para el Cartel de Cali y, según Aguilar, fue contactado por el entonces director del DAS, general Miguel Maza Márquez, y recibido por el entonces coronel Danilo González, quien después se convirtió en hombre clave de la mafia.
La operación contra Rodríguez Gacha en Sucre contó con la estrecha colaboración de la DEA y fue posible gracias a la información que personalmente El Navegante le dio a Aguilar. Cuando terminó el operativo, cerca de Coveñas, quien lo reivindicó fue el entonces oficial Leonardo Gallego. Más allá del positivo de la Policía, lo que quedó claro a la institución fue lo valioso que eran los informantes y las recompensas. Además de cómo los carteles de la droga tenían infiltrada la Policía. A algunos oficiales les pagaban en una tienda de videos.
Un oficial fue capturado y se descubrió que tanto él como otros iban a la tienda de videos a “alquilar películas”, pero dentro de las cajas no iban las cintas, sino los pagos en dólares. Hugo Aguilar contó en detalle lo difícil que fue combatir la corrupción y cómo se depuró el grupo que enfrentó a Pablo Escobar. Además, de qué manera un sacerdote fue el informante que permitió dar de baja al narcotraficante Camilo Zapata, entonces dueño del Castillo Marroquín. Zapata fue abatido junto con otro narcotraficante de origen venezolano.
Después vino la cacería de Escobar. El hoy detenido coronel (r) Hugo Aguilar relata que cuando los enemigos del capo empezaron a combatirlo con sus mismos métodos, él y el coronel Danilo González se inventaron el nombre de Los Pepes. Lo hicieron para que no le atribuyeran a la Policía los crímenes entre narcotraficantes. La idea salió de un yin Pepe que vestía un policía. Incluso, agregó Aguilar, en los levantamientos de cadáveres colocaban papeles con Los Pepes y se sabía que los hermanos Castaño libraban su guerra contra el capo.
Sin embargo, Aguilar dejó claro que, más allá de la guerra que Escobar ya libraba contra los Castaño, el cartel de Cali o los Moncada, el capo cayó por el sistema de triangulación con radios Thompson que le dio la DEA a la Policía. Además, sostuvo que la mayoría de suboficiales o agentes que participaron en la acción fueron retirados sin pensión, es decir, que el Estado fue desagradecido con ellos. El resto de la operación es como se conoce. Escobar habló más de la cuenta por el teléfono, fue localizado y el propio Aguilar lo dio de baja.
Según él, el primer tiro le entró por la espalda y Medicina Legal corroboró que le atravesó el corazón. Después un teniente, con un fusil R-15, le dio el tiro que le salió por un oído. Aguilar le quitó el reloj y se lo guardó en un bolsillo. La DEA fue la que tomó las fotos e hizo las filmaciones. Aguilar rechazó una reciente versión de que el exdirector de la Policía Óscar Naranjo participó en la acción. “Era simplemente un oficial de enlace”. También rechazó la versión de que fueron los hermanos Castaño quienes dieron la información clave.
Aguilar concluyó que fueron determinantes los informantes y las recompensas, pero que fue la Policía la que abatió a Pablo Escobar. Además, recordó que habló por lo menos 30 veces con el capo. Escobar lo llamaba para insultarlo, decirle que iba a matarle a toda su familia y que le recibiera plata para que no viviera miserablemente. Según Aguilar, él le contestaba con improperios diciéndole que le iba a cobrar todo lo que le había hecho al país y que si le tocaba a su familia, él le mataba la suya en Medellín porque la tenía ubicada.
Las revelaciones del coronel (r) Hugo Aguilar reabren la discusión sobre los verdaderos pormenores de la caída de Pablo Escobar hace 20 años. Aguilar Naranjo, gobernador de Santander entre 2004 y 2007 y hoy condenado por la parapolítica, sentencia que considera injusta y producto de un montaje de sus enemigos políticos, concluyó que la verdadera historia de la persecución de Escobar no se ha contado totalmente y que Los Pepes fueron realmente la guerra interna del narcotráfico, distinta a la que libró el Estado.
Por: Redacción Judicial

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